Stephen Hawking cree que el fin del mundo está más cerca


Un reloj que simboliza el tiempo que resta para un eventual fin del mundo fue adelantado este miércoles a iniciativa de científicos de la talla de Stephen Hawking, debido las "crecientes preocupaciones sobre una Segunda Era Nuclear".

La hora del llamado Reloj del Juicio Final se acercó un poco más a la medianoche, que representa un eventual fin del mundo, a causa una hecatombe nuclear o climática.

Los científicos que lo regulan movieron sus agujas para que marquen las 11:55 horas, con lo que simbólicamente restan cinco minutos para el fin del mundo.

El reloj fue creado en 1947 por un grupo de expertos, entre ellos Albert Einstein, preocupados por el posible estallido de una guerra nuclear.

En un primer momento, el reloj marcaba las 11:53 horas, y desde su creación ha sido modificado 18 veces, incluyendo la de este miércoles.

El anuncio del adelantamiento fue realizado por los expertos que integran la revista Boletín de los Científicos Atómicos, entre los cuales se encuentra Stephen Hawking.

"Como ciudadanos del mundo, tenemos la obligación de alertar a la opinión pública de los riesgos innecesarios que vivimos cada día, y de los peligros que prevemos si los gobiernos y las sociedades no actúan para inutilizar las armas nucleares y evitar un mayor cambio climático", declaró el astrofísico.

Las causas del nuevo cambio de horario son las "crecientes preocupaciones sobre una Segunda Era Nuclear marcada por graves amenazas", según expresó el grupo en un comunicado.

Los encargados de decidir la posición de las agujas son los miembros del consejo de directores del Boletín de los Científicos Atómicos, quienes consultan a su consejo de patrocinadores.

De este último forman parte 18 científicos que han recibido el Premio Nobel.

El momento en que el reloj marcó un horario más cercano a la medianoche fue en 1953, cuando Estados Unidos probó su primera bomba de hidrógeno.

El descubridor de los hoyos negros del Universo, junto a otros científicos, tomó la decisión de adelantar el reloj simbólico que indica cuánto falta para una catástrofe global.


Entonces, en el Reloj del Juicio Final, fueron las 11:58 horas, mientras que el mayor retroceso (de 12 minutos) fue en 1972, luego de la firma del tratado de limitación de armas nucleares estratégicas.

Luego, el reloj vlvió a estar muy cerca en 1988 -11:54 horas-, pero la caída del bloque socialista en 1990 llevó la marca a 10 minutos antes de medianoche.

La última modificación fue en febrero de 2002, momento en que se adelantó el reloj en dos minutos como consecuencia de los ataques a las Torres Gemelas. (Agencias)

posted by Tadeo Infante @ 8:11 PM, ,


El concepto de eternidad ya no es válido, según Stephen Hawking


Primero nos hizo una pregunta ahora nos acerca más a la verdad.

El concepto de eternidad no se puede seguir manteniendo después de la Teoría de la Relatividad y el descubrimiento de la expansión del Universo, explicó hoy el astrónomo británico Stephen Hawking durante una ponencia en Pekín, informó la agencia oficial Xinhua.

El científico, de 64 años, habló durante 45 minutos en el Gran Palacio del Pueblo (sede del Legislativo) sobre el origen del Cosmos, empezando por los mitos africanos sobre la creación, con motivo de la Conferencia Internacional sobre la Teoría de Cuerdas 2006.

Hawking tiene en su haber el que su principal obra, "Breve historia del Tiempo" (1988), se haya convertido en un éxito de ventas en todo el mundo desde su publicación.

Desde su ya famosa silla de ruedas debido a su enfermedad de Lou Gehrigy y a través de un sintetizador, Hawking explicó que su teoría, desarrollada junto al profesor Roger Penrose en 1970, en la que el Universo y el tiempo empezaron con el Big Bang y ese tiempo llegaría a su fin en los agujeros negros.

"Uno puede deshacerse del problema del tiempo de modo similar a como nos deshacemos (de la idea) del fin del mundo", aseguró hoy en Pekín.

Hawking repitió hoy que está seguro de que la Cosmología podrá explicar dentro de poco cuestiones como: "¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos?"

El experto del Universo visitó ayer el Templo del Cielo en la capital china, ante la expectación de los periodistas chinos por su reacción.

"¡Fabuloso! ¡Me gustas!", exclamó Hawking con su habitual sentido del humor. Y a continuación empezó a interrogar a los periodistas: "¿Qué opináis del templo?".

Está previsto que el físico británico presente una ponencia en Pekín con científicos chinos, titulada "Nacimiento semi-clásico del Universo", informó el diario "China Daily".

Wu Zhongchao, un doctorando del equipo de Hawking, señaló que la visita del astrónomo a China está destinada a despertar el entusiasmo de los niños por la ciencia.

"El profesor Hawking se ha preocupado durante mucho tiempo por el desarrollo de la ciencia en China y por los asuntos sociales, por lo que accedió muy alegre a viajar al recibir la invitación", señaló Judith Croasdell, su asistente personal.

Hawking viaja acompañado de un equipo de ocho expertos de la Universidad de Cambridge. EFE

posted by Tadeo Infante @ 12:10 PM, ,


El buen morir desde el punto de vista cristiano

Por: Percival Cowley V ss.cc.


Un intenso debate se ha suscitado en las semanas recientes a raíz de iniciativas políticas que tratan el trascendente tema de la vida humana, tanto en su inicio como en su fin. Más allá de las implicancias del comportamiento político y del respeto a las opiniones diversas, Política y Espíritu ha solicitado al Presbítero Percival Cowley, Profesor de Teología Moral, un texto clarificador de conceptos y derivaciones cristianas sobre la controversia.


La primera afirmación tiene que ver con el hecho de que sabemos que la muerte es parte integrante y final del proceso de esta vida y que, sin embargo, nada sabemos respecto de la fecha, hora y circunstancias en que ella nos sobrevendrá. Supuesto el caso de lo que se podría llamar una enfermedad terminal, habría que reflexionar sobre las condiciones necesarias para que esta etapa final pueda darse en los mejores términos, habida siempre la debida y primera consideración a la dignidad del paciente.

La pregunta que surge de inmediato es si, en una determinada situación, puede el paciente -o, en su caso, su entorno familiar responsable- solicitar del médico tratante, contando con su anuencia, lo que se llama eutanasia (activa), es decir, una intervención que directamente cause la muerte del paciente terminal o incurable con el objeto de evitarle sufrimientos mayores.

El argumento que habitualmente se utiliza para recurrir a este medio es el de evitar "sufrimientos inútiles" al paciente. Aquí, habría que advertir que los sufrimientos buscados y sin un mayor sentido configuran lo que se llama masoquismo (y, en su caso, sadismo). Los sufrimientos advenientes y no autoprovocados son parte de la existencia humana. Posiblemente aquí valga la pena homologar la conducta de algunos médicos que, sin mayores consideraciones por el sufrimiento evitable del paciente y/o de su familia, llegan al "encarnizamiento terapéutico", que puede llegar a ser una forma concreta de sadismo.

De hecho, tanto para el paciente como para quienes de alguna manera son sus más cercanos, el sufrimiento provocado por una enfermedad despierta dimensiones a veces insospechadas en nuestra condición humana.

Para el paciente mismo -y para el enriquecimiento de su propia subjetividad-, en caso de que éste no pueda recuperarse de su mal y se estime la suya como una "enfermedad terminal", la "in-firmitas" (la no-fortaleza; léase la debilidad), conspira contra cualquier forma de psicología de corte prometeico (la que, muchas veces, se acerca a estructuras de personalidad que se expresan en nuevas formas de una ideología neoliberal). De hecho, el rechazo de la muerte como parte de la vida, tiende a conducir a obstinaciones terapéuticas que sólo prolongan la agonía y el sufrimiento del paciente. En caso de que sea posible una recuperación, habrá en su existencia humana una nueva experiencia (de acompañamiento familiar, de atención médica y hospitalaria, etc. o de abandono o atención inadecuada de los servicios de salud, etc.), que podrá hacer variar, para bien, el comportamiento del enfermo actual en su futura relación familiar y al interior de la sociedad de la que forma parte. En todo caso, estas reacciones posibles, agregarían una nueva dimensión irremplazable en la experiencia existencial sobre la propia condición humana. Esta dimensión, -a la que nos referíamos recién--, pasa a ser tan importante que, un buen número de autores, le asigna a estas diversas formas de "acompañamiento" una función tan relevante que es lo que -de hecho- los pacientes estarían solicitando a familiares y equipos médicos cuando piden que se ejerza con ellos la eutanasia (que hemos llamado activa).

Para sus familiares y personas más cercanas, el compartir un dolor de la naturaleza del que se trata (con las zozobras y angustias correspondientes), con los olvidos de sí mismo que ello comporta, es también una posibilidad de crecimiento personal indudable. Todo ello puede repercutir positivamente en las relaciones próximas de tales personas con otros enfermos y con la misma sociedad.

Para médicos, enfermeras y auxiliares el desafío de un enfermo terminal, mirado y atendido como persona, trae consigo una sensibilización cada vez mayor ante el misterio y la realidad del sufrimiento humano.

Habría que advertir, en cualquier caso, que la aceptación de alguna forma de eutanasia (activa) podría llevar a extremos indecibles, como, por ejemplo, la de proceder, por la vía del aborto, contra un feto en que se sospecha alguna especie de mal formación o enfermedad incurable o contra enfermos de cáncer, de sida, etc. que se encuentren en situación de peligro vital, impidiendo, de este modo, una atención médica "proporcionada" , con la consecuencia de negar al paciente terminal -o a sus familiares- los paliativos posibles y el paso por una experiencia humana irremplazable.

Ante el hecho de que, en ninguna circunstancia, podríamos recurrir a la llamada eutanasia (activa), lo que sí podemos hacer es elegir otros caminos. Entendemos por tales la no recurrencia a elementos artificiales para mantener en vida al paciente. Aquí habría que precisar diciendo que lo que se entiende por "artificial" puede ser muy distinto en un hospital de un pequeño pueblo de un país subdesarrollado o uno de una gran ciudad de un país desarrollado. Por eso, quizá sea más ajustado usar otra terminología: la de los medios proporcionados o los desproporcionados. Otra manera de hablar, refiriéndonos siempre a lo mismo, es el recurrir a "medios ordinarios" o a "medios extraordinarios". Los primeros significarán que se atiende al enfermo, respetando siempre su dignidad, para que no sufra mayormente, dejando que la enfermedad siga su curso; los segundos, tendrán que ver con la recurrencia a medios (artificiales, desproporcionados o extraordinarios) que sólo prolongarán la agonía del paciente (*).

En todo caso, siempre se requeriría el consentimiento informado del paciente mismo o de los más inmediatamente responsables si el primero no estuviera en condiciones de prestar un consentimiento de la naturaleza del recién señalado.

En una palabra, ante el enfermo terminal, habría que evitar cualquiera de los dos extremos: el de arrebatar directamente la vida o el del ensañamiento terapéutico.

Volviendo a la situación existencial del paciente mismo, habría que procurar, por todos los medios proporcionados y ordinarios, la mejor atención médica y hospitalaria posible (lo que implica la no suspensión de elementos esenciales como son el aire [oxígeno suficiente], el agua [aunque sólo sea para aminorar los efectos bucales de la sed], la alimentación [que, al menos, mantenga la situación del paciente y evite la inanición] y, a la vez, la utilización de medios que permitan suprimir o disminuir los dolores del enfermo). Habrá que tener presente, también, cómo inciden en el bienestar relativo del paciente las posturas y las formas de evitar escaras y otros males posibles por estadías prolongadas en camas de hospital o domicilio.

Respecto de los analgésicos, habrá algunos muy probados que calmen los dolores; pero, habrá otros, de "nueva generación", que se encuentran en experimentación y pueden llegar a tener efectos aún mejores que los ya conocidos, pero, al mismo tiempo, efectos desconocidos en el sentido de acelerar la muerte del enfermo. En este último caso -y, una vez más-, se requerirá, para proceder a su empleo, del consentimiento informado del paciente.

En estos casos -y si se siguiera una precipitación de la muerte- lo que se ha hecho es por parte del enfermo, prestarse para una experimentación que, en el futuro, pueda ir en beneficio de otros o/y buscar un alivio mayor a dolores que resultan insoportables. Es lo que, en términos técnicos, se llama la aplicación de la "ley de doble efecto", donde por buscar directamente un efecto bueno se sigue, indirectamente, un efecto malo (que consistiría en la aceleración de la muerte del enfermo).

Independientemente de los remedios químicos, será también fundamental recurrir a los auxilios psicológicos y espirituales que el enfermo pueda requerir y que, en su momento, deberán ser ofrecidos al paciente. Para tales efectos, los hospitales y clínicas deberán facilitar el acceso oportuno de sacerdotes, pastores, etc.(Aquí estamos hablando también de la aceptación de "médicos alternativos" o incluso de representantes de otras actitudes frente a la vida y la muerte que puedan contribuir, por lo menos, a alcanzar una serenidad mayor del enfermo).

En la medida en que ello sea posible, el ideal es que el paciente pueda terminar sus días en su propio domicilio familiar. Allí la atención afectiva podrá ser mayor y el enfermo mismo se encontrará en un espacio que le resultará más amigable. En el caso de que ello no fuera posible, habría que velar porque el enfermo pueda tener el máximo de presencia familiar o equivalente dentro del tiempo de su hospitalización.

En todo caso, -y con los consentimientos informados requeridos-, habrá que velar igualmente por las consecuencias de un tratamiento prolongado, (que no ofrece reales posibilidades de sanación y tampoco una calidad de vida futura acorde con la dignidad de la persona), por los efectos económicos que un tal tratamiento puede tener en una familia determinada. Todo ello, sin perjuicio del derecho humano a la salud que tiene todo ser humano por el solo hecho de ser tal y por el cual ha de velar la sociedad organizada, considerando siempre, desde luego, lo que hemos llamado una atención proporcionada y ordinaria, es decir, las posibilidades ofrecidas por los progresos de la ciencia y la tecnología a las que sea dable recurrir, tanto por el desarrollo de las políticas de salud del Estado en cuanto tal como por la dignidad misma del paciente (se trata de evitar cualquier ensañamiento terapéutico, dejando la puerta abierta, con las autorizaciones debidas y en relación con el progreso de la investigación y teniendo en vista el bien futuro de otros, el sometimiento de un paciente a los procedimientos de última generación).

En una palabra, el desafío es el de humanizar la situación del enfermo terminal, y, en su caso, del entorno familiar, lo que no se logra acelerando directamente y artificial o desproporcionadamente su muerte ni tampoco a través del ensañamiento terapéutico. De allí la importancia fundamental de desarrollar mucho más la medicina paliativa que se opone tanto a la eutanasia (activa) como al encarnizamiento terapéutico.

EL PUNTO DE VISTA CRISTIANO

Todas las aseveraciones anteriores tienen plena validez para cualquier cristiano.

Lo que se agrega, tiene que ver con "un sentido" de la vida y de la muerte que se inspira en el seguimiento de la persona de Jesucristo por quienes procuran ser sus discípulos.

Lo central de la fe cristiana no radica ni en una doctrina ni en una filosofía, sino en un acontecimiento que se afirma como histórico. Se trata de la Pascua de Jesucristo, es decir, de su muerte y resurrección.
De allí proviene -del sentido mismo de esa Pascua- el sentido de la "pascualidad" de la vida y del compromiso cristiano.

Como dice el Evangelio de San Juan, Cristo muere para que tengamos vida y podamos tenerla en abundancia; resucita, para que la esperanza del cumplimiento de sus promesas (sobre todo, de la propia y personal resurrección) sea fuente de inagotable esperanza en la certeza de que "todo contribuye al bien de los que aman a Dios" en la expresión de San Pablo; lo que, luego, comenta San Agustín, desde su propia experiencia, diciendo: "Todo contribuye al bien de los que aman a Dios, incluso el pecado".

En una palabra -y si "el discípulo no puede ser más que el Maestro"- el paso por el dolor, por la Cruz, es propio de la condición del cristiano y también del ser humano por el solo hecho de ser tal.

San Pablo, en otro lugar hablando de sí mismo, dice: "Completo en mí lo que falta a la Pasión de Cristo por su cuerpo que es la Iglesia".El dolor nos redime porque purifica y, unido siempre a la cruz de Cristo es redentor.

La muerte, desde esta perspectiva de fe, es pascua, que significa "paso" a vida nueva. Por lo mismo, para el cristiano, este paso se reviste de un nuevo sentido que permite asumir la muerte en la esperanza y la certeza de que Dios ama su creación -y a cada uno- y no dejará que sea posible la muerte última y final. Esta certeza es causa de paz, especialmente en ese difícil tránsito de la muerte y de despojo de cualquier forma de egoísmo. (Incluso, para ese momento de la vida, existe un sacramento especial, que es la unción de los enfermos y que ayuda al paciente terminal en la entrega de su vida al Señor de la Vida).
* He procurado no usar los términos "eutanasia activa" o "eutanasia pasiva", para evitar la no comprensión del significado de una y otra y la idea de que hay una eutanasia que, desde el punto de vista moral, pueda ser calificada de buena y otra de mala, lo que finalmente puede confundir a la opinión pública (que es, creo, lo que ocurrió con la reciente encuesta publicada por "La Tercera"). Sí he puesto entre paréntesis la palabra "activa" por si se quisiera seguir adelante con esta distinción que, finalmente, no me parece conveniente

posted by Tadeo Infante @ 12:13 PM, ,


Modelo Económico Chileno: Algunas Propuestas de Cambio desde una Perspectiva Humanista Cristiana

El desarrollo económico de Chile en los últimos 17 años se vinculó crecientemente a la apertura de nuestro comercio internacional y a la drástica reducción de los aranceles, así como también a los múltiples acuerdos de libre comercio con los más diversos países de los cinco continentes del mundo.

Esta estrategia de apertura comercial, iniciada primero en forma unilateral durante el gobierno militar y continuada en forma pactada después por los gobiernos de la Concertación, unida a una adaptación de las políticas monetaria y fiscal a esta apertura, ha tenido importantes resultados, así como nuevos problemas. Nuestras exportaciones están creciendo a tasas muy elevadas que han pasado de cerca de 19 mil millones de dólares ya en 1998, a más de 50 mil millones de dólares en este año 2006.


Insuficiente Provecho


Contrario a la multiplicidad de acuerdos, la gigantesca ampliación de los mercados para los productos chilenos está lejos de ser plenamente aprovechada. Chile hoy dispone de una demanda externa muy superior a los productos que es capaz de ofrecer y, en general, nuestra oferta exportadora sigue muy poco diversificada, concentrándose todavía en productos primarios y aquellos “vinculados a la naturaleza”.

Dada las fuertes alzas de las materias primas en los últimos años, en nuestro caso en los precios del cobre, el molibdeno y otros, y a la fuerte inversión privada en nuevos yacimientos mineros, el cobre ha llegado a representar más de un 54% de nuestras exportaciones. A su vez, en los productos “nuevos”, el vino, los salmones y las frutas son los que se han desarrollado con mayor velocidad. También las exportaciones de madera aserrada se han triplicado en los últimos 6 a 7 años. Asimismo, si bien en las estadísticas hay un importante crecimiento de las exportaciones que se clasifican como “industriales”, más del 80% de ellas corresponde semi-manufacturas: alimentos, productos forestales y derivados, que incluyen el papel y la celulosa.


Poco Uso de Mano de Obra


El problema de fondo con este nuevo enfoque de crecimiento es que las actividades que comprende son mucho menos intensivas en el uso de mano de obra que aquellas más tradicionales vinculadas a la construcción y a los servicios, que, por lo demás, son de menor complejidad técnica y en donde los grandes grupos económicos del país obtienen sus grandes fortunas hasta el día de hoy. Algunas de las actividades vinculadas al mundo exportador además, ejercen fuerte demanda de trabajo solo en determinadas épocas del año, lo que genera el fenómeno del trabajo temporal y los temporeros. Muchas de ellas han venido quedando en manos de grandes empresas, intensivas en el uso de capital y que cuentan con los últimos adelantos tecnológicos, los que tienden a ahorrar cada vez más trabajo.

En definitiva, Chile, bajo este enfoque del desarrollo, cuyo motor principal es la apertura y las exportaciones, ha venido experimentando progresivamente un tipo de crecimiento con muy poco empleo. Cuando se comparan los censos de 1992 y el de 2002, para el total de la población del país, mientras el producto aumentó en un 62,5%, el empleo aumentó tan solo en un 20,1%, mientras que los desocupados más que se duplicaron.

Este es un resultado mixto que, por un lado, es altamente satisfactorio para los empresarios y economistas ortodoxos, ya que refleja un fuerte aumento de la productividad en el país a lo largo de la última década. Sin embargo, a la vez, es una muy mala noticia para la mayoría de la población, porque refleja el fuerte avance del desempleo y explica el porqué en todas las encuestas de opinión pública desde hace mucho tiempo el problema principal manifestado por la gente es el desempleo, la inestabilidad en el trabajo y las bajas remuneraciones.

En nuestro país, en promedio y para el período 1986–2003, por cada 1% de crecimiento del producto, se ha generado tan solo un 0,3% de aumento en el empleo. Esto ocurre a pesar de todos los programas y subsidios aplicados en los últimos años. Probablemente sin ellos, la generación de puestos de trabajo habría sido aún bastante menor.

Entonces, en la situación actual de nuestra economía, para hacer crecer el empleo en un 1%, se necesita un aumento del PIB del orden de un 3,3%. Como la población de Chile de 15 años y más crece por sobre el 1% anual, se requiere un 3,3% de crecimiento por año solo para mantener los niveles de desempleo actuales, que son bastante elevados.


Algunas de las Grandes Tareas Pendientes


Es por lo anterior y mucho más, que la Concertación y la DC siempre, en sus programas de gobierno, han priorizado a la gente, al empleo y a la protección social que son los elementos básicos de una Economía Social de Mercado. Por lo tanto, una tarea prioritaria y determinante para los próximo años es aumentar la capacidad de generación de empleos que acarrea el crecimiento de la economía nacional. Naturalmente, una solución que parece fácil es la de incrementar la tasa de crecimiento del producto, de manera que, por ejemplo, para llevar la tasa de desempleo a un rango de 5,5% en los próximos 3 años, sería necesario una tasa de crecimiento de 6,5% por año.

Sin embargo, las perspectivas no son promisorias, tanto con los nuevos tratados internacionales y mientras se mantengan las políticas económicas que inducen a exportar principalmente productos mineros, agrícolas y forestales, con relativamente poca elaboración dentro del país.

La aparentemente sencilla formulación de “dar mayor valor agregado a nuestras exportaciones” requiere, de manera fundamental, de un conjunto de políticas macro y micro económicas nuevas, más equitativas, más innovadoras, más igualadoras y más modernas de las que el país dispone, las que, en alta proporción, se quedaron en los enfoques más ortoxodos y rígidos del gobierno militar. Por lo tanto, dar mayor valor agregado a nuestras exportaciones no es algo tan fácil, especialmente en el medio chileno, que hasta el día de hoy está repleto de leyes de amarre, restricciones e imposibilidades, que la Concertación más bien ha venido silenciosamente asumiendo y adoptando, mientras la derecha más encima exige resultados.

La dimensión fundamental que debe tenerse presente ante cualquier programa de reformas, es el principio básico humanista y cristiano que destaca que la economía está al servicio de las personas, del ser humano y no al revés. Sin perjuicio de lo anterior, es claro que hay políticas de carácter más técnico-específicas y otras más generales, más claramente identificables con líneas de acción que están al servicio de la gente.

A modo de ejemplo, entre las políticas más específicas -que igualmente deben estar atravesadas por el concepto de: primero priorizar a la gente y en especial a los más débiles- se pueden mencionar:

- Nuevas políticas de comercialización que logren diferenciar nuestros productos en el exterior, pero ahora con mucho mayor apoyo público orientado, principalmente, a los exportadores medianos y pequeños, específicamente a las Pymes;

- Establecimiento de un sistema financiero con normas claras, que verdaderamente acoja no sólo a las grandes empresas sino que, en mucho mayor proporción, incorpore a las pequeñas y las micro empresas;

- Un programa especial de adiestramiento y acompañamiento a todos los trabajadores del sector exportador de pequeñas y medianas empresas que deben entender nuevos procedimientos y técnicas y adaptarse a condiciones distintas de las tradicionales;

- Un programa especial de acompañamiento, asesoría y de subsidios para empresarios medianos, pequeños y de micro empresas, dispuestos a exportar con una visión mas moderna de carácter integrador y participativo.


El Capital Humano, el Capital Social y las Políticas Sociales


Ciertamente no es posible desarrollar en detalle los puntos anteriores, sin embargo es posible señalar que la más importante reforma económica, social y política, que en alta proporción aún está pendiente y, lo más importante, que atraviesa a todos los puntos anteriores y otros que mencionaremos más adelante, se refiere a las reformas que eleven la calidad y amplitud de nuestro capital humano así como el capital social del país. Todas las reformas específicas anteriores, incluidas las reformas a los partidos políticos y aún la reformulación de las políticas de gobierno para hacerlas más apropiadas y democráticas, dependen de las personas, de su capacidad, de sus grados de confianza, integración, democracia, solidaridad y valores compartidos.

Por todo lo anterior y mucho más, la gran reforma que deben propiciar los humanistas cristianos en esta etapa, es la mejora de las políticas sociales, especialmente de la educación y la salud (1).

Lo que no puede ocultarse es que, para elevar la educación, la salud, reducir la pobreza y, en general, elevar la protección social del país, a los niveles de los países más desarrollados, es necesario un aumento de los recursos disponibles del Estado que, más tarde o más temprano, harán necesaria una reforma tributaria, que proporcione cuatro a cinco puntos adicionales del PIB, especialmente destinados a mejorar la calidad y amplitud de nuestro capital humano y del capital social del país.

Como se sabe, la acumulación de capital en una economía (la inversión bruta) –que es indispensable para el crecimiento económico de cada país– puede asumir la forma de inversión en capital físico, en conocimiento y en capital social. De estas tres formas de acumulación de capital, Chile, al día de hoy, aún se encuentra relativamente rezagado en lo que se refiere al conocimiento, es decir, al nivel y calidad de su educación, a la capacitación, tecnología y conocimiento científico. Sin embargo, el mayor retraso lo presenta en lo que se refiere al capital social, esto es, al grado de integración, armonía, el sentido de pertenencia, equidad, confianza y cooperación, el grado de participación e injerencia en la toma de decisiones de todos los sectores, especialmente los de más bajos ingresos, que caracteriza a nuestra sociedad.

Un país que se precie de moderno, que pretende competir exitosamente en el mercado global y que aspire a ser una economía más justa y equitativa, tiene que asumir el desafío colectivo de alcanzar algunos mínimos indispensables, para lo cual es fundamental identificar de manera más precisa, todas las prestaciones o mínimos sociales que el país se compromete a garantizar a todos sus ciudadanos.


La Modificación de la Institucionalidad Económica


Otra área fundamental en una propuesta humanista y cristiana, es la modificación de la institucionalidad económica actual.

Hasta ahora, el Banco Central, maneja la Política Monetaria, Cambiaria y la Cuenta de Capitales, mientras que el Ministerio de Hacienda ve la composición de los ingresos y el gasto público, el cual es poco más de un 20% del gasto total, ya que el 80% es privado. Entonces, las áreas de atribuciones del Banco Central son determinantes.

En la lentitud del crecimiento y en los altos niveles de desempleo observados entre 1999 y 2003, además de las propias omisiones del Ministerio de Hacienda, hubo una responsabilidad muy importante del Banco Central. Ahí se echó de menos el trabajo conjunto para recuperar la economía y elevar el crecimiento, como se hizo en los primeros años de democracia en el país.

El argumento típico de los economistas neoliberales, es que el Banco Central es autónomo y que por lo tanto, no le corresponde “ninguna” responsabilidad en el ámbito del crecimiento y el empleo. Sin embargo, debe recordarse que el establecimiento de la “autonomía” tenía como propósito evitar los financiamientos obligados del Banco Central a los déficit anuales del presupuesto público que, ciertamente en una economía más cerrada, tenían efectos inflacionarios. Nadie discute esa autonomía.

La cuestión de fondo ahora es que resulta fundamental una coordinación para la marcha ordenada de la economía del país, como se hizo en los años 90, en que hubo una concepción de esa autonomía bastante mejor entendida que la que se ha argumentado a partir de los últimos años. El Banco Central no puede ser “autónomo” de la economía del país y su ley orgánica debe ser modificada. El país, puede tener solo una cabeza económica –que debe ser el poder ejecutivo-, pues de otra forma las cosas no marchan bien.

Un área específica que requiere especial cooperación entre el Banco Central (BC) y Hacienda, es la que se refiere al tipo de cambio. El momento actual de mayores excedentes por los altos precios del cobre es muy representativo de lo que ocurre si es que no hay cooperación. Es natural que, en circunstancias en que tiene tan grandes excedentes, el país pueda girar en términos de mayor gasto alguna fracción prudente de sus mayores ingresos, dado que existen tantas necesidades insatisfechas. No obstante, el BC lo impide, ya que la presión a la baja del tipo de cambio y las “presiones inflacionarias” podrían ser más perjudiciales. Sin embargo, todos los economistas saben que un mayor gasto y un mayor empleo pueden ser perfectamente acotados y logrados, siempre que la política monetaria y cambiaria acomode este ajuste. Aquí entonces es fundamental la cooperación del Banco Central, lo que no ha ocurrido.

Ya los temores inflacionarios de semestres anteriores han quedado despejados y nadie, menos el BC, puede decir que en la situación actual no tiene responsabilidad. En un gobierno socialmente responsable de los humanistas cristianos y la Concertación, para combatir la pobreza y el elevado desempleo se debe avanzar en cambios razonados que en esta ocasión descansan en cimientos muy sólidos. Contrario a las predicciones, sin embargo, una vez más el crecimiento en este 2006 no superará el 4,5%, aún cuando Hacienda ha señalado que el potencial de crecimiento del país es de 5,3%, lo que indica que nos estamos alejando de nuestros objetivos, mientras parece predominar una indiferencia generalizada, especialmente del Banco Central.


Reflexiones Finales y Algunos Conceptos Básicos para Avanzar Hacia una Economía Social Moderna y Participativa


En el tiempo en que estamos viviendo, debemos reconocer que por todas partes asistimos a los intentos por debilitar una visión humanista y cristiana del desarrollo, a una erosión de los principios fundadores que están en la esencia de las sociedades modernas occidentales que son la persona y, por consiguiente, la ciudadanía, la democracia y la solidaridad.

En nuestro país, al igual que en América Latina, estamos perdiendo el sentido del bien común y el propósito de tener un proyecto común como nación. De alguna forma, el neoliberalismo nos ha penetrado y se ha venido dando prioridad a los itinerarios y a las estrategias individuales y a los bienes individuales considerados como la expresión irremplazable de la libertad y del éxito personal.

Sin embargo, la presencia tan profunda de la pobreza y las desigualdades en nuestro medio, representan una negación muy marcada del Estado moderno. La pobreza y la desigualdad son los enemigos más erosionantes de la ciudadanía, lo que resulta en la exclusión social actual.

Se nos ha hecho pensar e impuesto la creencia de que el Estado (que es el garante del interés general) no es una buena cosa. La denigración de la función y del papel del Estado se ha realizado a la par con el descrédito de la clase política y la función parlamentaria, que, al decir de los medios de comunicación, ya casi no representan a nadie.

En todos los países desarrollados, y en especial en nuestras economías emergentes, las clases más acomodadas y los grandes medios de comunicación financiados por ellas, han estado socavando también al Estado de Bienestar y, por ende, a la Economía Social, considerándolos como un lastre para las empresas y su competitividad.

Si dejamos que finalmente predominen estas concepciones y políticas, terminaremos dejando que gane el libre mercado y que pierda la sociedad, es decir, que pierda la democracia.

Más allá del neoliberalismo y otras falacias de nuestro tiempo, debemos ser capaces de recuperar una Política de Ideas, es decir, con contenidos que privilegien los conceptos de la persona humana, de la ciudadanía, la solidaridad y el bien común, que recupere el comando y la orientación de las políticas económicas y restablezca una concepción del Estado como garante del Bien Común, para lo cual muy pronto debemos concebir un Estado mucho más democrático, transparente, realmente al servicio de los ciudadanos y sometido a su control.

Debemos abrirnos a concepciones más modernas y menos materialistas, como bien lo destaca el Premio Nóbel de Economía, Amartya Sen, en su obra Desarrollo y Libertad, en donde, al referirse a la necesidad de una visión más humana y civilizada, adelanta una argumentación indiscutible, destacando que el verdadero desarrollo no se apoya exclusivamente en lo económico, sino que es una de las consecuencias del desarrollo político, cultural e institucional de una nación. De allí que el bienestar material exige jueces independientes, elecciones limpias y frecuentes y medidas efectivas y abundantes en materia de educación, salud y protección social, aparte de reducir las compras de equipo militar. En síntesis, el bienestar requiere una democracia funcional, participativa y verdadera.




Juan Guillermo Espinosa: Ingeniero Civil, U. de Chile y Doctor en Economía, Cornell University, N.Y., USA.



NOTA DEL EDITOR:

La presente versión es una edición realizada por www.asuntospublicos.org del documento original, titulado El Humanismo Cristiano y el Modelo Económico Chileno. Algunas propuestas de futuro. Una versión más amplia de dicho documento está siendo presentada por su autor en diversas instancias del Partido Demócrata Cristiano, en el marco preparatorio de su V Congreso Nacional, a realizarse en Octubre de 2007.



NOTA AL PIE:

(1) Para mayor detalle sobre estas reformas, véase el libro de J. G. Espinosa Economía Neoliberal versus Economía Social en América Latina, Ediciones CED y Dolmen, Marzo de 2001.

posted by Tadeo Infante @ 5:53 PM, ,


“Hoy día, lo responsable es gastar más en inversión en desarrollo social y productivo”




Ricardo Ffrench-Davies, Premio Nacional de Ciencias Sociales 2005.

¿Qué hacer con los dineros del Cobre? ¿Cambiar la casa o guardar el dinero para cuando vuelva a bajar de precio? Para el Economista de la Comisión Económica para América Latina, (CEPAL), el dilema va por otro lado. Se trata de crear mayor desarrollo productivo y social. De mejorar el avión, para que cuando el sueldo de Chile baje de las nubes, el avión siga su vuelo. Pero para ello, propone primero revisar a fondo el motor.


Cuando el bolsillo anda vacío, se sabe perfectamente lo que se haría cuando volviera a llenarse. El problema es que cuando se llena, pareciera que la dificultad es qué hacer. En un contexto de discusión presupuestaria para el próximo año, Ffrench-Davies, a partir del Documento de la Comisión Económico-Social (CES) del Partido Demócrata Cristiano (PDC), enfatiza la gran oportunidad con que cuenta el país para mejorar sustantivamente la gran pata coja de nuestra economía, que a su juicio es el desarrollo social y productivo.
En ese sentido, para el Premio Nacional de Ciencias Sociales 2005, la ortodoxia económica del neoliberalismo nos ha impedido ver el bosque, que tiene problemas muy serios. Y para verlo, hay que mirar el pensamiento económico imperante sin anteojeras. Palabra de un Chicago.

P: Desde que se hizo público el documento del CES, ¿ha podido hablar con gente del Hacienda al respecto? ¿Qué recepción tuvo?

“No hay respuesta formal, pero el coordinador macro del ministerio es miembro de la comisión. Es decir, le llegó al ministro a través de él, pero no tenemos una reacción”.

P: Le pregunto porque a veces en Hacienda son un poco celosos de que otros opinen de de su trabajo…

“Es interesante de saber, pero no he tenido tiempo de hablar con él (ministro Velasco), a ver si hablamos después del lanzamiento de su presupuesto”.

P: En ese sentido, ¿cuan optimista está de que el Ministerio de Hacienda tome en cuenta las propuestas que planteó el documento del CES?

“Se han ido dando algunas. Por ejemplo, hemos puesto mucho énfasis en el tema PYME. Tuvimos al ministro de Economía, Alejandro Ferreiro, en la comisión exponiendo sobre el tema, y en planteamientos públicos he encontrado mucho énfasis en ese tema, en especial cuando después de cada reunión de la comisión me encuentro con un grupo de periodistas y conversamos sobre el tema, en que hay que mantener siempre en primera a la PYME por el impacto que tienen sobre el empleo, que es crucial para tener menor desigualdad en Chile. Pienso que el presupuesto va a tener más reconocimiento del impulso a la PYME, respecto al de 2006. Si es suficiente, no creo. Pero que nos movemos en esa dirección, confío que sí”.

P: Dadas las señales dadas por el gobierno, como el mantener el superávit estructural o la ley de Responsabilidad Fiscal, ¿cree finalmente va a soltar la mano?

“No se trata de soltadas de mano, eso significa decir ‘ya, soltemos las cosas’. Aquí, el planteamiento nuestro es muy responsable. Hoy día, lo responsable es gastar más en inversión en desarrollo social y productivo. Sabemos hoy día el precio de cobre a largo plazo es más alto. No es 99 centavos de dólar sino 121. Sabemos que el crecimiento del PIB potencial no es 4,9% sino 5,3%. Estamos en una llanura más alto, movámonos ahora en eso. Es irresponsable no hacerlo. El problema es cuando los mercados financieros, que no entienden ni les interesa el desarrollo social, productivo, sino que les interesa el retorno de plata en el corto plazo, el overnight, están en otra. El problema es cuando la política económica esté guiado por la gente que se dedica al overnight. Eso es ir contra la responsabilidad fiscal. Lo que queremos es ayudar a corregir esto, que las visiones sean coincidentes con el humanismo cristiano y no con la inversión overnight, que son contrapuestas”.

P: Una primera etapa es el envío del Proyecto de Presupuesto al Congreso y otra es su discusión allí. En ese sentido, ¿cree que los parlamentarios recojan algunas propuestas del CES que no sean tomadas en cuenta por el Ejecutivo?

“Siempre en el Congreso se producen modificaciones. Es de esperar que sean buenas. Uno ve que nuestros parlamentarios han hecho propuestas que son sólidas, razonables y que están preocupadas de dejar huellas positivas. Si esos planteamientos no están adecuadamente satisfechos en la propuesta, es esperable que se den negociaciones en ese terreno.”

P: En ese sentido, ¿cree que la discusión parlamentaria mejore el Proyecto de Presupuesto?

“Algo se puede mejorar en ese sentido. Pero siempre manda el Ejecutivo y me hubiera gustado un proceso de gestación presupuestaria que hubiese sido más participativo con los otros ministerios. Digo más porque siempre hay un grado de participación, pero necesitamos más participación. Una visión menos financierista y más productivista, que esté preocupada de cómo dejar huellas que vayan en dirección a reducir nuestra desigualdad. Cuando uno tiene tanta desigualad es porque algo ha fallado. Evidentemente, Chile podría haber tenido mayor igualdad, podríamos haber hecho los cosas mejor. Que las hicimos espectacularmente mejor que la dictadura, sí. En equidad y crecimiento. Mucho mejor también para el sector privado, muchísimo mejor”.

P: Pero de que hubo errores…

“Los hubo, algunos graves en la manera de hacer macroeconomía, a la que le falta una pata, que es el desarrollo productivo. Ello incluye al tipo de cambio y a la tasa de interés. También al mercado de capitales, que se fue mucho al overnight y poco al crédito de largo plazo para la PYME”.

“Nos hemos demorado siete años en normalizar la economía chilena. Esa es, con letras mayúsculas una falla macroeconómica tremenda que hay que corregir”.

P: Respecto a los excedentes dejados por el Cobre, ¿usted plantearía usarlos en materias de inversión y dejar los planes sociales, que son muy importantes, ligados al presupuesto?

“Sí. Es que estas platas “extras” uno las debe “invertir” en desarrollo social y productivo, y en las dos cosas Por ejemplo, programas de entrenamiento en el extranjero de empresarios, de profesores en materias de inglés, matemáticas. Son inversiones que dejan una dejan una huella para el futuro. Entonces, como ahora tenemos dólares, aliviemos las restricciones que teníamos por no tenerlos”.

P: En relación al gasto en dólares. Un argumento en contra al planteamiento suyo y del CES es que gastar en esa divida significaría un mayor ingreso de la divisa, lo que aumentaría su oferta en el mercado y bajaría aún más el tipo de cambio lo que perjudicaría a los exportadores, en especial a los no cobre.

“Quien haya seguido estos temas en los últimos treinta o veinte años, sabe que soy uno de los defensores de una mejor política cambiaria y de corregir las fallas que tiene todavía. Mucho depende en qué se gaste y de lo que se haga en paralelo, porque si uno vende dólares y está retirando papeles en dólares está balanceando las dos cosas. Si el Banco Central tiene en el mercado un montón de papeles en dólares, los retira reduciendo la oferta y se da espacio para esto otro. Además, si se está en una economía que crece más fuerte, si en lugar de trancarnos en el 4,9% nos movemos al 5,1, eso significa cientos de millones de dólares en importaciones adicionales, una cifra sustantiva y una mayor demanda. Si por ejemplo, se da línea de crédito para la importación de maquinaria a las PYME, en dólares, además de las medidas que mencionábamos antes en temas de capacitación en el exterior. Antes no teníamos dólares para eso. Ahora los tenemos, hagamos esas inversiones, que no inundan dólares en el mercado, sino que dejan una huella permanente y es invertir bien nuestras platas construyendo futuro.

P: “Un segundo argumento en contra es que mayor gasto significa mayores presiones inflacionarias.”

La respuesta a ese planteamiento es que hoy lo responsable es aumentar, moderadamente, la demanda, porque la economía se frenó por insuficiencia de demanda. Lo que tenemos que hacer es aumentarla. En ese sentido, ¿quién puede moverse rápido? El Fisco. ¿En que puede moverse? En lo que tiene que ver con inversión, desarrollo productivo y social. No se trata de hacer hoyos para taparlos, sino que estar invirtiendo en algo que deja una huella de equidad, y de desarrollo y crecimiento para el futuro. Las dos cosas. Cuando la economía esta sobrecalentada, hay que frenarla. Cuando está fría, hay que darle más impulso. Y la economía chilena, evidentemente desde el año 99’, necesita impulso. Nos hemos demorado siete años en normalizar la economía chilena. Esa es, con letras mayúsculas una falla macroeconómica tremenda que hay que corregir.

P: ¿Esas fallas fueron principalmente errores cometidos en la época por el Banco Central?
Eso pasó esencialmente por el Banco Central.

P: En el documento, se plantea en un comienzo, tomar medidas en el ámbito de la energía, de infraestructura, que sin embargo no se desarrollaron en el resto del texto. ¿Qué pasó allí?

“Allí existen varias propuestas, de hecho hay una subcomisión de energía. ¿Por qué no se desarrolló en el documento? Porque uno no puede desarrollar todo. Ahora, hay varias medidas en ese ámbito, las que han surgido desde el mundo parlamentario, en el sentido que el sector público se movilice, si los privados no lo hacen. Creo que sí se está movilizando y vimos estuvimos un pragmatismo positivo, porque hay dos tipos de pragmatismo uno perverso y otro para lograr objetivos por medios lícitos. Se contó con una empresa pública y menos mal que la derecha no empezó a poner trabas cuando necesitamos cooperación de tipo público-privada”.

“No podemos vivir repartiendo las rentas entre los perdedores de la política económica”

P: Hace poco, un grupo de 20 economistas, muchos de ellos ligados a la derecha, planteó en El Mercurio ir reduciendo gradualmente el superávit estructural fiscal. Algo de eso se desprende de la lectura del documento de CES. Pero al mismo la Presidenta, que es socialista, está planteando medidas que uno esperaría de la derecha. ¿Cómo ve éste cuadro?¿Es el mundo al revés?¿Es que el mundo progresista está con el trauma tener que ser más papista que el Papa?

“Es el mundo al revés. Está el tema de ser más papistas que el Papa, de ganar cada vez más credibilidad sin usarla. Pero la gracia es que uno la gane para usarla. Lo planteamos en la Comisión, con nuestros amigos socialistas, que al final nos estamos quedando con una parte de la Concertación defendiendo el Superávit Estructural, lo que hace el FMI y nadie más en el mundo. Todos estamos conscientes que eso no tiene sentido cuando tienes súperávits efectivos de 7 u 8% del PIB. Eso es extemporáneo, no corresponde al Chile de hoy.

P: ¿Pero correspondía aplicarlo?

“Eso es otra discusión, pero en el Chile de hoy no tiene sentido. En la derecha, uno lo ve en algunos por llevar la contra y otros, por muy de derechistas que sean, se dan cuenta que no podemos pedir que este país tenga superávit fiscal. Ahí aparece la propuesta de si bajamos impuestos o invertimos en desarrollo social en un país que necesita muchísimo de esto. Chile necesita muchísimo desarrollo, por muchísimo tiempo para pasar del 27% del ingreso que tiene EE.UU. a la mitad del ingreso por habitante estadounidense”.

P: En ese sentido, ¿hecha menos una mayor reflexión de otros partidos de la Concertación en el sentido al esfuerzo que hizo el PDC con el documento del CES?

“Fue muy positivo que se reactivara la Comisión, con la presente directiva y un punto muy a favor del PDC, que es el de reponer en el debate temas muy relevantes y que estaban subdesarrollaos por el economicismo que predomina. Introducimos un balance en que hay que preocuparse de lo técnico, pero siempre al servicio del desarrollo humano. Y eso muchas veces, en economía, se olvida y es lo que se llama el economicismo. Hay sesgos, complejos frente al neoliberalismo y hay muchos que los tienen. Vengo de Chicago, así que no tengo complejos frente a eso. De ninguna manera. Siempre se podría hacer más, pero hemos tenido una buena respuesta. Por ejemplo he estado con la directiva del Partido Socialista, con su comisión económica, su bancada de diputados, estaré con la de sus senadores. Hemos tenido intercambios con el presidente del PPD, con parlamentarios del PPD, PRSD, del PDC. Pero necesitamos muchísima mas interacción”.

P: ¿Es un primer paso?

“Sí. Hace poco un periodista de La Tercera me preguntaba, sobre cómo me parecía que a partir de la reactivación de la CES, el resto hiciera lo mismo. Me parece estupendo, eso es lo que necesitamos hacer, pensar. Si no pensamos, estamos copiando la moda, que es el neoliberalismo, al FMI y al overnight, y nos olvidamos del las PYMES y del desarrollo productivo. Chile tiene que darle una oportunidad a la gente en el mundo de la producción. No podemos vivir repartiendo las rentas entre los perdedores de la política económica. Tenemos que crear muchos ganadores. Una gran falla de la Concertación fue desactivar y no preocuparse de fortalecer sus centros de reflexiones. Todos se debilitaron”

posted by Tadeo Infante @ 2:43 PM, ,


EL IMPULSO MIGRATORIO*


Las migraciones se han transformado en un elemento de gran importancia en el mundo globalizado, es por esto que la XVI Cumbre Iberoamericana, a realizarse entre el 4 y 5 de noviembre en Uruguay, las Migraciones será el tema central. En este marco, CELARE, conscientes de los desafíos que los procesos migratorios generan en la agenda política ha desarrollado un programa llamado Migración y Desarrollo: Experiencia de la UE y América Latina, instituido para dar tratamiento integral al proceso migratorio entre ALC-UE y su relación con los procesos de desarrollo, como seguimiento de uno de los temas centrales derivados de la Cumbre de Viena. A continuación un extracto de la primer instrumento de reflexión entregado por esta corporación.


El desplazamiento de los seres vivientes en busca de condiciones favorables a su evolución y desarrollo es algo que está en la naturaleza. Ocurre con las plantas, que tienen el llamado fototropismo para buscar la luz, y con los animales, que se movilizan desde zonas áridas en busca de agua y alimento. Las aves emprenden largos periplos hacia zonas de temperaturas más adecuadas, y los peces se mueven desde aguas inhóspitas hacia otras más amables y seguras. No puede ser diferente para los humanos, más evolucionados y con la capacidad de inteligir sus vivencias y tomar decisiones fundadas en la racionalidad y no sólo en el instinto. El impulso migratorio de las personas es, en definitiva, el instinto de supervivencia inscrito en su naturaleza, procesado por la inteligencia según tiempo y lugar. Y si en el caso de animales y plantas ese instinto puede verse limitado por circunstancias adversas, para los seres humanos las limitaciones son sólo obstáculos a vencer con la capacidad de su cerebro racional. Por eso que las migraciones de individuos y grupos son una constante a lo largo de la historia de la humanidad que, en la era de la globalización de las comunicaciones y los medios de desplazamiento, resultan simplemente imparables.

La atracción de los centros desarrollados –cuyos niveles de vida y oportunidades son conocidos en los más recónditos lugares del planeta- unida a la expulsión desde los lugares de origen por causas políticas y económicas, producen una sinergia migratoria imposible de contener en el largo plazo. Las medidas represivas siempre serán sorteadas por esa combinación de instinto de supervivencia e inteligencia, como está ocurriendo ahora mismo entre África y Europa. Hay veinticinco mil senegaleses internados en campos de acogida en las Islas Canarias, a la espera de ser admitidos definitivamente, y en toda Europa los inmigrantes ya superan el diez por ciento de la población.

El viejo continente busca fórmulas que van desde el patrullaje militar del Atlántico, acordado entre Francia y Senegal, pasando por la vigilancia masiva del Mediterráneo, hasta el endurecimiento de leyes y procedimientos, como acaba de aprobar el 70% del electorado en Suiza en un referéndum popular. Mientras tanto, España trata de administrar con sentido humanitario una avalancha de nuevos inmigrantes, y rechaza culpas en lo que se ha venido en denominar el “efecto llamada” supuestamente producido por una normativa migratoria que los demás socios comunitarios consideran demasiado permisiva. Finlandia, que tiene este semestre la presidencia de la UE ha puesto este tema como la prioridad de su mandato. Francia vivió hace unos meses una masiva revuelta de inmigrantes que se consideran marginados.

Lo cierto es que Europa hace lo posible, y eso hay que reconocerlo. Necesita de la inmigración para mantener su desarrollo y sostener sus sistemas de seguridad social. Más allá de voces destempladas de los ultranacionalistas, de algunos hechos puntuales y de la natural preocupación de los ciudadanos, hay políticas de acogida y un enfoque que no pierde de vista los derechos humanos. Pero no basta, porque el fenómeno es más integral, las causas son complejas y la globalización las ha acentuado.

Una inmigración descontrolada es fuente de ilegalidades, abusos, proliferación de mafias, y va en contra de inmigrantes y de receptores. Por eso que la Unión Europea ha incluido este tema como una de las cuestiones centrales en el diálogo con América Latina y otras regiones del mundo.

Las “pateras” y “cayucos” –precarias y a menudo mortales embarcaciones en las que los africanos del norte y sur se lanzan al mar, empezando la aventura de llegar a las costas españolas, para buscar un trabajo y quedarse, o desde allí penetrar en la Europa de las oportunidades- son cada día más numerosas. Miles de seres humanos -muchos de ellos niños sin padres, o mujeres embarazadas- llegan cada mes a las costas europeas procedentes de las ex colonias, con clara conciencia de que los riesgos son muy inferiores a la mera espectativa de un mejor futuro, y de que Europa, la de los derechos humanos, de la democracia, del Estado del Bienestar y de masivas migraciones en el pasado, no puede traicionarse a sí misma y dar vuelta la cara ahora a una realidad en la que, por lo demás, tiene una no tan remota responsabilidad. Iguales razones, conciencia y determinación tienen los miles de latinoamericanos que deciden buscar un futuro en el viejo continente o en los Estados Unidos.

En América Latina se viven las migraciones en una triple vertiente: la del campo a la ciudad, la de un país a otro de la región, y el desplazamiento hacia los centros desarrollados extra-regionales: Europa y Estados Unidos. Chile y Argentina, son hoy países receptores de inmigrantes, más que emisores de ellos, pero carecen de políticas de inmigración integrales y consolidadas, especialmente Chile. Los desplazamientos en Centroamérica amenazan incluso los proyectos de integración comercial y productiva, y la cooperación política, especialmente entre Nicaragua y Costa Rica. México, emisor de migrantes hacia Estados Unidos, es a la vez receptor desde El Salvador y Guatemala principalmente.

Las remesas de los inmigrantes son hoy un importante flujo de recursos a nivel mundial, y una fuente de ingresos imprescindible para muchos países, que puede llegar a explicar el treinta o cuarenta por ciento de su PIB. Se habla ya del “co-desarrollo” como un concepto nuevo que trata de perfilar una política de responsabilidad compartida entre los países de acogida y los de origen, para el uso “productivo” de las remesas, de modo que creen empleos y aminoren así las ganas de emigrar de las familias. Habrá que ver si políticas e instrumentos de este tipo llegan a ser eficaces, pero uno podría anticipar que su efecto será mitigador, pero no va a solucionar el problema que para los centros desarrollados significa una inmigración tan descontrolada como imparable. Y no se debe escapar el hecho de que la ayuda humanitaria más focalizada que existe es precisamente la remesa que el inmigrante envía a su familia, sin intermediaciones ni burocracias. Tal vez habría que buscar fórmulas de reducir los costos de transferencias para ellos, además de las ideas que circulan sobre ciertos incentivos al ahorro o la creación de fondos paritarios que están dispuestos a subvencionar los países de acogida en los de origen.

¿Pero, qué hacer en cuanto a soluciones de fondo, eficaces y duraderas? Es lo que todos nos preguntamos, y seguimos preguntándonos, a pesar de que la respuesta existe desde hace mucho tiempo, como nos recuerdan permanentemente las ONGs. Se trata de la creación de un nuevo orden mundial centrado en la equidad, con un comercio libre de trabas y distorsiones y un compromiso efectivo de los países centrales con las transferencias financieras necesarias para generar desarrollo en los países del tercer mundo. Un “plan Marshall” para África, por ejemplo, bien diseñado, suficientemente dotado y adecuadamente administrado, con “accountability”, como se dice ahora, puede sin dudas sacar adelante un continente lleno de recursos naturales y de población joven. Y programas de apoyo institucional, fortalecimiento del Estado y apertura comercial con América Latina, sin dudas que producirían un efecto virtuoso, e inclusive, visto con sentido pragmático, sería una buena inversión comparada con los costos de una inmigración desbordada. En ambos casos, la variable de la expulsión como factor migratorio se vería claramente atenuada hasta casi desaparecer. Y entonces si que será posible una normativa migratoria reguladora en los países desarrollados que sirva, como se pretende, para regularla, hacerla gobernable y orientarla hacia los objetivos y necesidades de ambas partes.

Héctor Casanueva Director Ejecutivo del CELARE, Vicepresidente de Política y Espíritu.

*(Introducción al libro “Migraciones, experiencias en América latina y la Unión Europea” publicado por CELARE, Santiago de Chile, Octubre 2006)

posted by Tadeo Infante @ 2:38 PM, ,


Medio Oriente a cinco años del 11 de septiembre

Hace cinco años, los ataques terroristas a EE.UU., dieron origen a una estrategia antiterrorista global cuyas acciones más visibles fueron las invasiones de Afganistán y de Irak. Hoy esa estrategia no solo está desprestigiada, sino que su implementación en Medio Oriente ha tenido resultados no esperados por el gobierno estadounidense.

A cinco años del 11 de septiembre del 2001 dos hechos han sorprendido notablemente a la opinión pública mundial. El primero de ellos se refiere a la pérdida del apoyo público global y descrédito que ha sufrido la estrategia antiterrorista formulada por el presidente Bush. Gran parte del deterioro moral de dicha estrategia proviene de los atentados flagrantes contra los derechos humanos y de la miseria moral con que Estados Unidos ha enfrentado la ocupación de Irak: tortura, denigración sistemática de las víctimas, maltrato a los prisioneros de guerra, ejecuciones sumarias y crímenes contra familiares directos de quienes se considera enemigos de facto o potenciales.
Hoy ya no existen dudas de que la guerra contra Irak fue montada a partir de una utilización abusiva de la estrategia antiterrorista, que supuso la falsificación de lo hechos a partir de los cuales se acusó al régimen de Saddam Hussein de estar directamente vinculado con Al Qaeda y/o poseer armas de destrucción masiva. Y con esto no se trata de disminuir la magnitud del peligro eminente del terrorismo global que emerge del recuerdo de las víctimas de Nairobi, Dar es Salam, New York, Washington, Casablanca, Madrid, Londres, Bali, Beslan y Bombay y que han sido asesinadas con técnicas y estilos apocalípticos .
La estrategia implementada por el gobierno de Bush después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 , se basaba en el convencimiento de que se había acá un conflicto de largo alcance para cuya resolución eran necesarias medidas económicas, militares, diplomáticas y sociales globales. Ello exigía de los Estados en el sistema mundial una reacción coherente y homogénea ante un nuevo fenómeno de agresión de actores globales no estatales, como los representados por el integrismo islámico. Era además necesario combatir y sancionar drásticamente a los Estados que en su territorio ampararan o protegieran actividades de grupos terroristas. Parecía imprescindible, además, combatir todo peligro inmediato de terrorismo global estimulado por un Estado como el de Afganistán bajo el régimen Talibán o de cualquier forma de ‘Guerra Santa’.
En gran medida por la amplitud de la formulación de esta estrategia, existió desde sus inicios un consenso tácito e incluso Naciones Unidas y su secretario general Kofi Annan hicieron esfuerzos por ajustar estos principios al derecho internacional. Fue precisamente la guerra de Irak la que llevó la estrategia norteamericana al descrédito internacional dado que esa guerra demostró que no se trataba de un combate contra todo peligro inmediato de terrorismo, sino de una estrategia de guerra preventiva de largo alcance y que, en muchos casos, estaba destinada a eliminar regímenes que no eran considerados adeptos de la política internacional de Estados Unidos, como los incluidos en el llamado ‘eje del mal’.
El segundo hecho que en este dramático quinto aniversario ha paralizado a la opinión pública mundial, fue el reconocimiento público por parte del presidente Bush de un secreto a voces: la existencia de cárceles clandestinas globales, no sujetas a ninguna forma de derecho internacional o de guerra, donde se depositan de manera anónima prisioneros fantasmas . En su intervención del 6 de septiembre pasado el presidente de EE.UU. confesó que entre los detenidos en las cárceles secretas fuera de territorio norteamericano se encuentran los arquitectos del 11 de septiembre. Con ello Bush respondía a las exigencias formuladas por la Corte Suprema de Justicia que había establecido, en junio pasado, el derecho de los detenidos por sospechas de participar en actos terrorista a ser juzgados en un proceso judicial público. El presidente, además, está obligado a obtener autorización del Congreso para establecer dichos tribunales y espera que sea el propio Congreso el que legisle detalladamente sobre las técnicas de interrogatorio que la CIA puede aplicar a sus prisioneros. También espera el presidente que el Congreso estadounidense ponga las regulaciones jurídicas necesarias para impedir que los prisioneros implementen acciones judiciales posteriores contra sus interrogadores por violación de las reglas establecidas por el ‘derecho de guerra’. El problema principal consiste en que el derecho de guerra determina que los prisioneros de guerra deben ser procesados al término del conflicto, que en el caso de la ‘guerra contra el terrorismo internacional’ es difuso e imposible de fijar jurídicamente. Los tribunales que el presidente Bush desea establecer se diferencian sustancialmente de los tribunales militares, pues los detenidos no tienen el derecho a estar necesariamente presentes en los procesos que se siguen contra ellos y se les puede negar el acceso a la información en la que se fundamentan las acusaciones bajo el argumento de que se trata de información secreta. La gran esperanza del presidente Bush es que el Congreso legalice la totalidad de las acciones ilegales que se han materializado en la lucha contra el terrorismo global.

Ganadores y perdedores en Medio Oriente

Inmediatamente después del 11 de septiembre de 2001 el presidente Khatami de Irán condenó los atentados de New York y Washington y miles de ciudadanos en diversas ciudades iraníes encendieron velas como muestra de solidaridad con las víctimas. Sin embargo, seis días después los sectores más conservadores bajo el liderazgo del ayatolá Ali Khamenei volvieron al discurso anti-norteamericano, indicando que tanto Israel como Estados Unidos formaban el eje central del terrorismo de Estado, del cual eran víctimas no sólo Irán sino la casi totalidad de la región.
Hoy, cinco años después de los apocalípticos sucesos, se afianza el convencimiento de que Irán ha sido el mayor beneficiario de la política contra el terrorismo en el Medio Oriente Medio implementada por el presidente Bush. La eliminación por parte de Estados Unidos de los regímenes Talibán en Afganistán en el 2001 y de Saddam Hussein en Irán en el 2003, liberó a Irán de dos enemigos que frente al mundo islámico erosionaban su capacidad de influencia: los ultraconservadores sunitas del régimen Talibán y Hussein que representaba el modelo de un estado autoritario laico y no confesional. El deterioro de las relaciones de Irán con Afganistán se vincula al asesinato en 1998 por parte del Talibán de diez diplomáticos iraníes. Con respecto a Irak se remonta a 1980 cuando Saddam Hussein, aprovechando la inestabilidad del nuevo régimen integrista de los ayatolas iraníes, ocupó militarmente Irán dando origen a una guerra que se prolongó por ocho años y que costó la vida a cientos de miles de víctimas. El desaparecimiento de ambos regímenes ha conducido, durante los últimos cinco años, a un crecimiento, espectacular de la capacidad de influencia de Irán como ha quedado demostrado no solo respecto del conflicto internacional generado por su programa nuclear, sino también por su apoyo decisivo a Hezbolá en la reciente guerra del Líbano. En Egipto incluso, la popular Hermandad Musulmana de origen sunita manifestó su euforia por lo que se considera una victoria militar de Hezbolá sobre Israel. Muchos analistas internacionales estiman que el resultado más directo tanto de la guerra en Irak como la del Líbano, es el fortalecimiento tanto de Irán en cuanto potencia regional decisiva en la confrontación con EE.UU. e Israel, como del integrismo islámico de origen chiita.
En Irak, después del desaparecimiento del régimen de Saddam Hussein, participan en el actual gobierno de manera dominante chiitas claramente más propensos al integrismo islámico que a la democracia secular pregonada por el presidente Bush, muchos de los cuales durante el régimen de Hussein vivieron largos años de exilio político en la República Islámica de Irán.
Por otro lado, la victoria militar sobre Israel proclamada por Hezbolá ha fortalecido a los sectores más radicales de mundo islámico en los países árabes y ha permitido a Bashar al-Assad en Siria salir del aislamiento político a que había sido sometido como resultado de la participación de su gobierno en el asesinato del ex-primer ministro libanés Rafik Hariri en el Líbano.
Los grandes derrotados políticos en la región son los grupos seculares y no confesionales que aspiran a sustituir los regímenes corruptos y autocráticos del mundo árabe. Entre los perdedores también se encuentran los aliados de EE.UU. que han servido de barrera de contención contra el integrismo islámico: el presidente Mubarak en Egipto, el rey Abdalla de Jordania y el rey Abdulla de Arabia Saudita. Todos ellos dependen del aprovisionamiento militar y del apoyo económico de EE.UU. a cambio de lo cual deben padecer un proceso acelerado de erosión y desprestigio político como resultado de la política norteamericana en Irak, Palestina y el Líbano. El propio rey Abdalla en una entrevista reciente en la BBC, en reacción a la sugerencia de Condoleezza Rice sobre un ‘Nuevo Medio Oriente’, ha señalado que si considera lo que ocurre en Gaza, Líbano y Somalia es difícil mantener un optimismo político. Este distanciamiento público de la política norteamericana está destinado a neutralizar los efectos erosivos de su alianza con EE.UU.
Al inicio de la guerra entre Israel y Hezbolá, Mubarak, Abdulla y Abdalla formularon un juicio de moderado distanciamiento al condenar simultáneamente a Israel (agresión desproporcionada) y a Hezbolá (aventurerismo político militar). En tanto se consideran a sí mismos como representantes del mundo sunita, estiman que Hezbolá representa la quinta columna del chiismo iraní que alimenta la oposición del integrismo islámico en sus respectivos países.
En conclusión, la estrategia norteamericana después del 11 de septiembre del 2001 ha tenido resultados inesperados e indeseables, que han alterado la correlación de fuerzas en el mundo islámico en favor de los chiitas en el Oriente Medio.

Reconstrucción del Líbano y ayuda a Palestina

Hoy no existen dudas de que tanto la transformación del ‘problema palestino’ en una cuestión de terrorismo internacional después de victoria electoral de Hamas en enero del 2006, como la guerra preventiva de Israel contra Hezbolá en el Líbano han creado una de las situaciones políticas de mayor inestabilidad en el Medio Oriente. En este contexto la reconstrucción del Líbano se ha transformado en un conflicto ideológico entre Hezbolá y los que aportan la ayuda financiera de la comunidad internacional.
Sobre las ruinas del sector sur del Líbano Hezbolá inició de manera inmediata una ofensiva ideológica y política destinada a capitalizar a su favor lo que ha considerado como su victoria militar absoluta sobre Israel. Para ello en los escombros de la gran mayoría de la apocalíptica destrucción cuelgan carteles con el eslogan ‘Made in USA’. Dicha campaña esta destinada también contra lo que designa como la política ‘anti-siria’ y pro-americana del gobierno libanés. Con ello, este movimiento fundamentalista chiita busca favorecer su propia sobrevivencia como movimiento de resistencia armada y organización política que comparte de manera dual el poder del Estado libanés. Esta sobrevivencia se ve amenazada por la reiterada exigencia de su desarme forzado y de la restauración del poder central del Estado. En el año 2004 con la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), se exigió no sólo la retirada de las tropas sirias del Líbano sino además el desarme del propio Hezbolá. Como resultado de su participación en el asesinato de Hariri, Siria debió abandonar militarmente el Líbano y aceptar en las elecciones del 2005 el triunfo electoral del Movimiento 14 de Marzo, cuyo gobierno encabeza el primer ministro Fuad Siniora, que debió asumir la dificultosa y parcial implementación de la resolución 1559.
En declaraciones recientes, Mohamoud Komati, el segundo hombre del departamento político de Hezbolá, ha condenado el Movimiento 14 de Marzo como una organización pro-norteamericana que favorece la política de Israel en la región. De momento, la principal batalla entre Hezbolá y el gobierno libanés se ubica en el terreno del prestigio y la popularidad que puede generar el financiamiento de la reconstrucción entre la población civil. Entre los líderes políticos de Europa y Estados Unidos también existe el convencimiento de que solo el financiamiento generoso de la reconstrucción puede ser un instrumento efectivo para neutralizar y/o reducir la popularidad de Hezbolá entre la población civil.
Para muchos chiitas moderados, sunitas, cristianos y drusos con el rapto de dos soldados israelíes, el 12 de julio pasado, Hezbolá provocó de facto un golpe de Estado, transformándose en el centro de las decisiones políticas y militares del Líbano. El gobierno libanés, por su parte, que rechazaba toda forma de confrontación con Israel y que se muestra mucho más interesado en la búsqueda de inversiones internacionales destinadas a lograr una estabilidad económica mínima, debe apoyarse hoy en las gestiones resultantes del CSNU como única alternativa para lograr una posible restauración del poder central del Estado. La debilidad de este no sólo proviene de la transformación de Hezbolá en un Estado dentro del propio Estado, sino también por la corrupción, el sectarismo y la incapacidad política de sunitas, drusos y cristianos que impiden hasta hoy la formulación de consensos nacionales amplios y estables. Hezbolá cuenta con el apoyo financiero de Irán para implementar su propia política de reconstrucción y ‘comprar’ con ello la lealtad de la población civil, profitando de la radicalización política y de la neutralización de los políticos moderados provocada por la guerra.
En la Conferencia para la Reconstrucción del Líbano organizada por Naciones Unidas y el gobierno sueco, de finales de agosto e inicios de septiembre, el primer ministro libanés Fuad Siniora formuló un dramático llamado en favor del financiamiento de la reconstrucción. Los costos daños directos resultantes de los bombardeos israelíes alcanzarían a miles de millones de dólares y los indirectos referidos a la paralización del sector turístico y de la producción industrial tendrían costos equivalentes. Los daños totales habrían destruido 15 años de inversión en reconstrucción del Líbano ejecutados después del término de la guerra civil (1975-1990). Para el ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Jan Eliasen, la ayuda a la reconstrucción conducirá al fortalecimiento del gobierno central y del Estado del cual Hezbolá representa una muy pequeña fracción.
Si se considera que la Conferencia para la Reconstrucción otorgará recursos por un total de 735 millones de euros, se puede estimar que las gestiones de Fuad Siniora fueron relativamente exitosas, resultado del convencimiento de que había que limitar los efectos proselitistas que Hezbolá asignaba a la reconstrucción a partir de la ayuda financiera de Irán. Paralelamente y bajo la convicción de que la causa fundamental de la inestabilidad del Oriente Medio está representada por el problema palestino, la misma Conferencia acordó otorgar 390 millones de euros de ayuda a la población palestina. Ello constituye un gesto material y humanitario que fundamenta la decisión política de la Unión Europea para restablecer el diálogo político y las negociaciones entre la Autoridad Palestina e Israel.
La Comisión Europea inició el 1º de septiembre pasado la cancelación de subvenciones sociales equivalentes a 270 euros para las personas en extrema pobreza de los territorios palestinos. Para ello se utilizó el llamado Mecanismo Internacional Temporal (TIM), que fue implementado en junio pasado como resultado de los acuerdos entre el llamado ‘cuarteto del Medio Oriente’ (Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y Naciones Unidas) y el Consejo Europeo, y que beneficiaría a un total de 625 mil palestinos. Este mecanismo ha sido considerado esencial para satisfacer demandas estratégicas de la población civil.

Alex Fernández

posted by Tadeo Infante @ 2:29 PM, ,


La lección de Ratisbona

Revista Mensaje

Muchos creyentes musulmanes se sintieron ofendidos por un texto citado por el papa Benedicto XVI en la conferencia que ofreció en la Universidad de Ratisbona, durante su visita a Baviera el mes pasado. Se trataba de una cita de uno de los últimos emperadores de Bizancio, Manuel II Paleólogo, de fines del siglo XIV. En ella, el emperador decía —entre otras cosas— a su interlocutor, un erudito persa: “Muéstrame aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba”. El contexto era una conversación en torno a la ‘yihad’ o ‘esfuerzo para defender el Islam’ incluso con la guerra. Sin duda se trata de una referencia muy fuerte. De hecho las repercusiones que tuvo su conferencia fueron tales que llevaron al Papa a dar explicaciones en tres ocasiones y posteriormente a convocar a los embajadores de países musulmanes y otras autoridades religiosas para expresar su férrea voluntad de diálogo y colaboración con el Islam.



No sabemos si los creyentes musulmanes que protestaron por esa alusión a Mahoma leyeron el texto completo de la conferencia del Papa, o si conocieron el contexto en el que la cita se enmarcaba. El carácter emotivo y militante de sus protestas —y algunas amenazas— llevan a pensar que se centraron en esa publicitada cita sin conocer por completo la conferencia del Papa.

Al leer lo que el Pontífice dijo se entiende que lo esencial de su discurso está en la explicación de esta afirmación: “no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios” que también es de Manuel II Paleólogo. El mismo Papa justifica dicha afirmación al decir que Dios no goza ni se complace con la sangre de nadie, que la fe es fruto del libre asentimiento, no del cuerpo, sino del alma. Y que Dios no quiere la violencia ni que su mensaje se predique con ella. Es decir, la voluntad de Dios está más ligada a la fuerza de la racionalidad —al logos— que al poder.



Religión y violencia



Sabemos que el uso y el abuso del poder y de la violencia han estado presentes en la historia del cristianismo y de otras religiones. A lo largo de los siglos, las guerras de religión han sido acontecimientos históricos altamente sangrientos donde el poder y la coacción se han ejercido en nombre de Dios. En particular, en el catolicismo, las cruzadas, la Inquisición, la guerra de los treinta años, la conquista de América, son algunos ejemplos donde la cruz se confundió con la espada.

Pero en Ratisbona el papa Benedicto no quería reflexionar sobre la historia, sino motivar e iluminar al mundo académico sobre el presente de Alemania, de Occidente y del mundo en el que vivimos. Hoy tanto la Iglesia como una gran parte de la humanidad no aceptan la violencia como medio legítimo para alcanzar sus fines. Por eso, un discurso que afirma en forma tan clara y radical que el uso de la violencia en nombre de Dios es contrario a la razón y, por tanto, contrario a la naturaleza misma de Dios, debe ser incómodo para todos los fundamentalistas contemporáneos, sean cristianos, judíos o islámicos.

El Papa, convencido de que la naturaleza misma de Dios no es extraña a la de la razón, ha invitado a todas las personas de buena voluntad a encontrarse en torno a lo más razonable, a acercarse un poco más al único Dios vivo y verdadero: Aquel que no se deja instrumentalizar por la violencia ni por las ambiciones de poder.

La cita de Manuel II Paleólogo en la conferencia de Ratisbona es una pequeña parte —para algunos innecesaria— de una cadena de argumentos que llevan a la tesis central del Papa sobre la estrecha relación entre razón y fe. Sin el correcto equilibrio entre ambas, dijo el Pontífice, la humanidad está condenada al fanatismo político y religioso. En el cristianismo, Dios es inseparable de la razón. Debemos rechazar tanto la irracionalidad de la violencia motivada por la religión como la que brota del reduccionismo de la razón instrumental o relativista.



Fe y razón



El papa Benedicto XVI afirmó que el cristianismo puede ser razonable a los ojos del hombre de hoy y que la fe es algo razonable. Para el Santo Padre, aclarar la relación del cristianismo con la razón es importante ante todo para poder evangelizar de nuevo Occidente —en especial Europa—, pero lo es también para una relación de diálogo, de recíproco respeto y de tolerancia con todas las religiones.

Desde Chile no es fácil interpretar para nuestra realidad la lección universitaria de Ratisbona, rica, compleja y dirigida a académicos. Nos queda claro que el Santo Padre entra en polémica con la auto-reducción positivista de la razón occidental que considera verdadero sólo lo matemático o experimental. En dicha lección, el Papa ha descrito este tipo de racionalidad, denunciando sus límites. La razón positivista occidental circunscribe nuestra relación con la realidad y es incapaz de abrirse a la racionalidad de la fe, que implica un impulso metafísico. El Papa llamó a ampliar nuestro concepto de razón. De esta manera, Benedicto XVI criticó la arrogancia de una razón occidental reducida a la técnica. Esa razón occidental reductora conlleva violencia en su raíz al encerrar al hombre en sí mismo. Una razón sorda a lo divino, que quisiera relegar la religión al ámbito privado y que es incapaz de entrar en el diálogo de las culturas. Contamos, nos dice el Papa, con los argumentos persuasivos de una razón que encuentra la verdad de su expresión en la relación con la fe en Dios.

No podemos olvidar que el Santo Padre inauguró su pontificado con la encíclica Deus caritas est donde, en forma muy diáfana y bella, nos quiso transmitir que lo central de nuestra fe está en que Dios es amor. Es más, lo ha reiterado de distintas maneras en múltiples ocasiones. La lección académica de Ratisbona tenía un objetivo más acotado. Nos ha hecho pensar. Ha sido un discurso que nos desafía de una manera inteligente, profunda y valiente a dar razón de nuestra fe. Ha cuestionado la imposición de creencias a través del poder, el uso irracional de la fuerza y los fundamentalismos religiosos que legitiman acciones violentas que atentan contra los derechos humanos. Su discurso, que rompe todo vínculo entre Dios y la violencia, nos exige denunciar la aplicación de esta última dentro y fuera de la Iglesia. En definitiva, critica la falta de caridad y misericordia sea en el catolicismo, sea en otras expresiones del cristianismo y más allá de él.

posted by Tadeo Infante @ 7:33 AM, ,