La globalización neoliberal y la individuación
Saturday, July 08, 2006
Introducción
El presente ensayo relata como a fines del siglo XX y comienzos del XXI las sociedades comienzan a vivir un proceso de globalización acelerado, acompañado por un sistema económico e ideológico neoliberal, que impuso un estilo de vida centrado en el mercado, siendo el individuo la categoría central, el gran jugador. En Chile este proceso de asentamiento neoliberal, se da por la fuerza y el orden, sin ninguna legitimidad política, donde no hubo alternativa posible de lucha; y que persiste hasta hoy. Lo que fue provocando poco a poco el consentimiento generalizado de aceptación de un modo de vida y que fue a su vez impulsado por la perdida de referentes políticos de lucha, donde el gran ganador fue el mercado tanto privado como público. La tesis que quiero proponer es que la globalización neoliberal ha producido un proceso de desintegración social que ha tenido como uno de sus efectos la individuación. Problema que será abordado desde la perspectiva del consumo como referente de pautas de conductas y estilos de vida; desde la tecnología de Internet como el gran comunicador impersonal; desde la privatización del espacio publico y del debilitamiento de la política; entre otros; todo aquello redunda en la conformación de un individuo que pierde como horizonte la transformación colectiva de la sociedad. De esta manera concuerdo con la tesis de Jorge Larrain (PNUD-2000) respecto a que la dictadura produjo un cambio cultural profundo que colocó al consumo como base de construcción de identidades y búsqueda de reconocimiento.
La globalización neoliberal y la individuación
En el Siglo XXI nos encontramos inmersos en un proceso de Globalización (1), una sutileza más del capitalismo, que se refiere a una nueva forma (y no tan nueva) de sometimiento y dominación en términos económicos, culturales, comunicacionales e ideológicos; donde los países en desarrollo lo asumen como sistema de vida sin siquiera pensar si existe una alternativa para su transformación. Entonces, se reconoce como un hecho dado, como algo natural, que no es posible de cambiar. Lo que ha traído como consecuencia para nuestras sociedades, la adquisición de pautas de vida y de consumo identificados con el mercado y el individuo como única categoría de análisis, siendo "el mundo de los negocios y el consumo el nuevo mundo político" (2), dejando de lado el espacio público, lo colectivo, como posibilidad de transformación social.
De que estamos hablando, de un sistema mundial capitaneado por algunos imperialistas (EEUU y otros), que nos imponen una "integración económica" liderada por el neoliberalismo acérrimo, que trae consigo desventajas comparativas para los pueblos Latino Americanos. Parafraseando a Norbert Lechner (3) "nos enfrentamos al siguiente dilema: por una parte, el desarrollo económico depende de una inserción competitiva en los campos más dinámicos del mercado mundial (con todo lo que esto implica) y por otra, la apertura al exterior profundiza aún más las ya graves desigualdades sociales al interior de la sociedad latinoamericana". En este sentido, se produce una fragmentación por la falta de incorporación a los procesos sociales y económicos, y a su vez, una integración segmentada que se realiza a través del consumo (para saciar los apetitos de individualidad), que traen consecuencias negativas para los sectores que no se encuentran incluidos y produce nuevas capas de excluidos. Entonces el fruto del crecimiento económico en este modelo globalizado ha sido para las minorías privilegiadas. No hay que olvidar que Chile tiene una de las peores distribuciones del ingreso de Latino América. Así, "el neoliberalismo convirtió al sistema financiero de nuestros países en una gigantesca fuente de poder y enriquecimiento de unos pocos, en base al monopolio del comercio del dinero, a la discriminación entre los usuarios del crédito y al aprovechamiento de los ahorros de los trabajadores, de los pequeños y medianos productores" (4)
Pues bien, en este marco global neoliberal, cambia la visión del Estado a uno que se condice con un tipo de institución que tiene que ser funcional a su proyecto económico-ideológico, por tanto debe permitir la existencia de un mercado regulado sólo en sus fallas, centrado en el individuo como consumidor y con políticas o políticos que no interfieran sus fundamentos. Como lo expresa Leopoldo Muñoz (5) "el neoliberalismo ha llegado a ser la mayor religión universal". En Chile, este modelo fue impuesto tempranamente por la fuerza y el terror del tirano, que permanece en sus fundamentos cada vez más complaciente con el ala gobernante, donde se persiste en la subordinación de la subjetividad. Se agrega ha este entramado el desdibujamiento del Estado-nación, que ya no es un referente soberano y autónomo, con poder para determinar sus políticas integrativas, sino uno que debe someterse a patrones políticos y económicos que socavan la solidaridad, la organización social de las naciones y su sistema económico; por tanto cambia la concepción de ciudadano. Así, el ciudadano es invitado a consumir sus derechos, donde se ha eliminado el ciudadano político que interfiere en el campo socio-económico, "desde las estructuras del poder se ha preferido mas bien desmovilizar" (6)
En este sentido, la política, en el marco global, ya no es considerada como un interlocutor válido de lucha entre Estado y sociedad civil, el mercado ha ido ganando espacios en forma desmesurada y la ha remplazado. Así lo observa Norbert Lechner, exponiendo que la política se ve "como la administración de un presente permanentemente acordado con el mercado. Es este el que reorienta la política" (7). Es a causa de esta nueva definición de la política que es negada y enfatizado lo individual, que hoy en Chile se plantea desde la nueva gestión pública, a la política pública, como mediador entre ciudadano (consumidor) y Estado. Entonces, ya no es el sistema político quien moviliza la conciencia colectiva. Como lo exhibe Dimas Santibáñez "el Estado y la necesidad de conducción política que este requiere, encuentra en las políticas públicas un equivalente funcional, lo suficientemente efectivo en el marco de la racionalidad desplegada, para articular la toma de decisiones económicas, políticas y sociales". En este esquema el ciudadano pasa a ser consumidor con derechos de exigir un producto de "calidad". Así, los gobierno de la concertación continúan retrayendo a la política, "la sociedad chilena actual se caracteriza por ser, ante todo una sociedad de mercado, o sea, una sociedad donde las reglas y dinámicas del mercado determinan la conducta, las expectativas y preferencias de la gente...la privatización de la política, una política entendida como extensión de las estrategias privadas, y la instrumentalización del Estado en función de las exigencias de la economía de mercado" (8) De esta manera, la política pierde su poder de encantamiento, todo parece un juego, que se organiza desde las cúpulas, entre políticos y dueños del capital -otra forma de mutilar a los movimientos sociales-, los que deciden qué hacer, cómo hacer y para quién hacer, sin comprometer en su más mínima expresión al sistema neoliberal.
Ciertamente, la globalización y la despolitización, producen perdida de referente de lucha social, lo que hace que nos volvamos al espacio privado, donde "la gente se retira del ámbito publico para volcarse a estrategias individuales de logro...la vida social se encuentra determinada por la vida privada, la cual establece el horizonte de sentido" (9). De esta manera las luchas colectivas quedan mudas, siendo el gran referente el consumo- a través del crédito- (en la medida de cada cual), convirtiéndose en la alternativa viable y única para satisfacer los deseos de libertad ausente. Agregándose además, dispositivos de crecimiento integral-personal (gimnasios, metafísica, superación de los Karmas, etc.), logrando con esto acercarnos cada vez más a la individuación. Así, surge un ciudadano neoliberal que es regulado por el mercado y obligado a ser consumidor de sus derechos. Parafraseando a Tomás Moulian, "esta sociedad, el Chile Actual, se concibe como un gigantesco mercado donde la integración social se realiza en el nivel de los intercambios más que en el nivel de lo político" (10).
Entonces es en el mundo de las ideas, de las concepciones, que la globalización neoliberal impone una cultura pensada por algunos como un "bien comerciable"; un estilo de vida (para los que se pueden integrar); modos de ser, de relacionarse, con mucho de fachada o estetización; que hace que los sujetos conserven solo su individualidad (unidad particular) en el sentido que desaparece el referente colectivo para pensar y transformar la realidad que es dada. La subjetividad aparece cercenada, donde cada persona adquiere un concepto de vida individualista, que a su vez, es homogéneo. Los individuos en tanto tal no pueden apropiarse del espacio cultural, ya que no participan mediante colectividades que forjen este ámbito. Las pautas de conducta o los estilos de vida responden a patrones preestablecidos por la dinámica de la globalización neoliberal ¡Buena cosa ha sido penetrar en las mentes de los individuos para que acepten el sistema como dado!
Ya no hay presencia de utopías que nos colectivicen, se ha borrado de nuestra historia la posibilidad de transformación. Hoy solo se piensa a la sociedad como estrategia de supervivencia individual, donde confluyen colectivamente solo a través del consumo "como una "producción de sentidos" que contribuye, a su manera, a darle significado a la vida cotidiana de las personas" (11).
Los modelos son impuestos y aceptados espontáneamente, sin mediar reflexión alguna que pueda modificarlos, como por ejemplo el consumo de ciertos productos, que dañando la salud, son incitados a consumir, con todo un basamento legal que les propicia su distribución.
En términos culturales, esta aldea global, ha facilitado la perdida de identidad, donde los "objetos extranjeros son apropiados y re-significados por las culturas nacionales, sin dejar de ser algo ajeno" (12), donde las redes de información (televisión, Internet, computación, entre otras) permiten instalar en cada sociedad bienes simbólicos transnacionales y traen consigo la promesa de la integración, que han sido los dispositivos facilitadores del proceso.
Así, estamos sometidos a redes de información comunicacionales que permiten la puesta en escena de bienes simbólicos transnacionales. Su consumo permite un cambio de estilo o enajenación, mediante el divertimento. Parafraseando a García Canclini " (...) La gente no ve lo que prefiere, sino que prefiere lo que le ofrecen " (13) Entonces, el consumo cultural se realiza sin reflexión crítica, donde la vida cotidiana se vuelve un continuo progresivo del consumo en todas sus dimensiones. Mientras los excluidos viven una cotidianeidad en aumento de la pobreza y de la no inclusión en los avances tecnológicos, donde se produce una nueva separación entre enchufados y desenchufados (como diría Martín Hopenhayn analfabetismo cibernético) Con una mirada futurista, se vislumbra que la tendencia de "Dios" será que todos tengan acceso a esta nueva forma de enajenación, mediante bajos costos de productos de la informática e inclusión del sistema en distintas esferas de la vida, como por ejemplo, en la escuela, y así socializar a toda la humanidad sin exclusión respecto del modelo dominante.
De esta manera el "dispositivo de saber" construye individuos trasnacionalizados culturalmente a través de adquisiciones de patrones foráneos en su consumo. Pues, una de las sutilezas de esta globalidad es el mundo virtual que se maneja a través de Internet como medio de comunicación, donde se llega a la conciencia individual con mensajes de consumo y de comportamiento que apuntan a conciliar la rapidez de respuestas universales con el acelerado mundo de la vida cotidiana. En general, este instrumento, el televisor y el celular apuntan a la individuación, dado que descontruyen relaciones interpersonales cara a cara no permitiendo movilizar la subjetividad, pasando a constituirse en representaciones simbólicas de status y prestigio.
Este modo no tiene sólo como consecuencia penetrar nuestra conciencia, sino también inmovilizarnos, que cada vez más el espacio privado nos contenga como una gran 'bola anaranjada' (único espacio posible), donde necesitemos relacionarnos lo mínimo con la esfera pública, y así los conflictos sociales queden ajenos en nuestra cotidianeidad, para que las luchas las de cada cual en su hogar, entonces se trata de privatizar hasta la existencia de ser.
Todos quieren ser consumidores, algunos pueden consumir toda la gama, otros se endeudan y consumen más que lo posible, otros son los marginales. Cada cual tiene la responsabilidad individual de satisfacer su necesidad de consumo. Así, "la conversación social...tiende a girar en torno a aspiraciones y frustraciones de consumo"(14) De esta manera nos volvemos consumidores acríticos como única salida, nos pos-individualizamos, "la palabra individualista nos resulta ahora más musical que la palabra colectivista, y ya no tan pecaminosa" (15).
Como consecuencia de este proceso globalizador, de las variadas formas de integración (económica, cultural, simbólicas, política, entre otras), se produce al mismo tiempo mayores posibilidades de desintegración (perdida de referentes ideológicos, pobreza, desmantelamiento de movimientos sociales, descultura, etc.). Los integrados de ayer y de hoy seguirán compartiendo códigos de consumo; mientras los excluidos seguirán siendo los eternos premodernos de la era de la globalización, ya que la integración no vendría dada por la modernidad. Entonces una de las paradojas de la globalización se relaciona con la propuesta de integración mundial como parte de la totalidad y, a su vez, con la desintegración social de viejos y nuevos segmentos; por un lado une y por otro desintegra. Tiene como dispositivo de saber construir individuos trasnacionalizados, a través de adquisiciones de patrones foráneos en su consumo, tanto para los que pueden consumir, y para los que no, incorporándolos de forma virtual, por ejemplo paseando por un Mall.
De esta forma se construye un cuerpo de verdades válidas acerca de la realidad, cualquier desviación radical que se aparte del orden institucional aparece como una anomalía. Entonces las desviaciones tienen que ser canalizadas a través de mecanismos que permitan integrar a este cuerpo de verdades. Así, la existencia de este orden social que es asumido como verdad, traspasando el nivel cognitivo, el nivel normativo, donde las estructuras tienen en forma inmanente el discurso del poder, no es otra cosa que una construcción de un poder "reificado" (16); entonces ¿cómo se entiende, la apología de la producción del hombre que influye de manera activa sobre el mundo?, ¿Cómo se puede transformar al individuo en sujeto?, ¿Cómo construimos subjetividad social? Es posible esto, si la referencia, se hace hacia la esfera privada, donde el individuo se transforma más y más en individuo, donde existen 'cirugías cerebrales' (olvido de la memoria histórica), donde se echan al olvido las desigualdades, tan sólo el acumular para ser feliz y donde los derechos humanos solo tienen sentido o se validan en el mercado. En esta lógica, el fenómeno global de integración no puede ser otro que el del consumo e individuación.
Eduardo Galeano
1 Andrés Sáenz Vergara: "La dominación en la aldea global y la táctica del imperio" . www.sapiensa.cl
2 Norbert Lechner: "Que significa hacer política. Documento de trabajo. Programa FLACSO-Santiago de Chile. Número 144, 1982.
3 Norbert Lechner: "El debate sobre el Mercado y el Estado" . Documento Internet
4 José Cademartori:. "Alternativas a la crisis neoliberal". www.attac.cl
5 Leopoldo Muñoz: "La invasión neoliberal en Chile". www.attac.cl
6 Sofía Correa, Consuelo Figueroa, Alfredo Jocelyn-Holt, Claudio Rolle y Manuel Vicuña: "Historia del siglo XX chileno". 2001.
7 Norbert Lechner: "Las ciudadanías Plurales". Fonadis y fundación Ideas.
8 y 9 Norbert Lechner : "Modernización y democratización": Un dilema del desarrollo Chileno. Documento.
10 Tomas Moulian: "Chile Actual: Anatomía de un Mito". Editorial LOM-ARCIS. Santiago de Chile. 1998.
11, 12 y 14 Desarrollo Humano en Chile. Nosotros los chilenos: un desafío cultural. Capítulo I: Los cambios culturales. PNUD-2002.
13 García Canclini: : "Consumidores o ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización". Editorial Grijalbo. México. 1995.
15 Martín Hopenhayn: "Ni apocalípticos ni integrados". Fondo de Cultura Económica de Chile. 1995.
16 Berger y Luckman. La reificación es la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran cosas. Implica que el hombre es capaz de olvidar que él mismo a creado el mundo humano, y además que la dialéctica entre el hombre, productor, y sus productos pasa inadvertida para la conciencia. : "La construcción social de la realidad". Talleres gráficos DIDOT, Buenos Aires, Argentina. 1993
La globalización neoliberal y la individuación
En el Siglo XXI nos encontramos inmersos en un proceso de Globalización (1), una sutileza más del capitalismo, que se refiere a una nueva forma (y no tan nueva) de sometimiento y dominación en términos económicos, culturales, comunicacionales e ideológicos; donde los países en desarrollo lo asumen como sistema de vida sin siquiera pensar si existe una alternativa para su transformación. Entonces, se reconoce como un hecho dado, como algo natural, que no es posible de cambiar. Lo que ha traído como consecuencia para nuestras sociedades, la adquisición de pautas de vida y de consumo identificados con el mercado y el individuo como única categoría de análisis, siendo "el mundo de los negocios y el consumo el nuevo mundo político" (2), dejando de lado el espacio público, lo colectivo, como posibilidad de transformación social.
De que estamos hablando, de un sistema mundial capitaneado por algunos imperialistas (EEUU y otros), que nos imponen una "integración económica" liderada por el neoliberalismo acérrimo, que trae consigo desventajas comparativas para los pueblos Latino Americanos. Parafraseando a Norbert Lechner (3) "nos enfrentamos al siguiente dilema: por una parte, el desarrollo económico depende de una inserción competitiva en los campos más dinámicos del mercado mundial (con todo lo que esto implica) y por otra, la apertura al exterior profundiza aún más las ya graves desigualdades sociales al interior de la sociedad latinoamericana". En este sentido, se produce una fragmentación por la falta de incorporación a los procesos sociales y económicos, y a su vez, una integración segmentada que se realiza a través del consumo (para saciar los apetitos de individualidad), que traen consecuencias negativas para los sectores que no se encuentran incluidos y produce nuevas capas de excluidos. Entonces el fruto del crecimiento económico en este modelo globalizado ha sido para las minorías privilegiadas. No hay que olvidar que Chile tiene una de las peores distribuciones del ingreso de Latino América. Así, "el neoliberalismo convirtió al sistema financiero de nuestros países en una gigantesca fuente de poder y enriquecimiento de unos pocos, en base al monopolio del comercio del dinero, a la discriminación entre los usuarios del crédito y al aprovechamiento de los ahorros de los trabajadores, de los pequeños y medianos productores" (4)
Pues bien, en este marco global neoliberal, cambia la visión del Estado a uno que se condice con un tipo de institución que tiene que ser funcional a su proyecto económico-ideológico, por tanto debe permitir la existencia de un mercado regulado sólo en sus fallas, centrado en el individuo como consumidor y con políticas o políticos que no interfieran sus fundamentos. Como lo expresa Leopoldo Muñoz (5) "el neoliberalismo ha llegado a ser la mayor religión universal". En Chile, este modelo fue impuesto tempranamente por la fuerza y el terror del tirano, que permanece en sus fundamentos cada vez más complaciente con el ala gobernante, donde se persiste en la subordinación de la subjetividad. Se agrega ha este entramado el desdibujamiento del Estado-nación, que ya no es un referente soberano y autónomo, con poder para determinar sus políticas integrativas, sino uno que debe someterse a patrones políticos y económicos que socavan la solidaridad, la organización social de las naciones y su sistema económico; por tanto cambia la concepción de ciudadano. Así, el ciudadano es invitado a consumir sus derechos, donde se ha eliminado el ciudadano político que interfiere en el campo socio-económico, "desde las estructuras del poder se ha preferido mas bien desmovilizar" (6)
En este sentido, la política, en el marco global, ya no es considerada como un interlocutor válido de lucha entre Estado y sociedad civil, el mercado ha ido ganando espacios en forma desmesurada y la ha remplazado. Así lo observa Norbert Lechner, exponiendo que la política se ve "como la administración de un presente permanentemente acordado con el mercado. Es este el que reorienta la política" (7). Es a causa de esta nueva definición de la política que es negada y enfatizado lo individual, que hoy en Chile se plantea desde la nueva gestión pública, a la política pública, como mediador entre ciudadano (consumidor) y Estado. Entonces, ya no es el sistema político quien moviliza la conciencia colectiva. Como lo exhibe Dimas Santibáñez "el Estado y la necesidad de conducción política que este requiere, encuentra en las políticas públicas un equivalente funcional, lo suficientemente efectivo en el marco de la racionalidad desplegada, para articular la toma de decisiones económicas, políticas y sociales". En este esquema el ciudadano pasa a ser consumidor con derechos de exigir un producto de "calidad". Así, los gobierno de la concertación continúan retrayendo a la política, "la sociedad chilena actual se caracteriza por ser, ante todo una sociedad de mercado, o sea, una sociedad donde las reglas y dinámicas del mercado determinan la conducta, las expectativas y preferencias de la gente...la privatización de la política, una política entendida como extensión de las estrategias privadas, y la instrumentalización del Estado en función de las exigencias de la economía de mercado" (8) De esta manera, la política pierde su poder de encantamiento, todo parece un juego, que se organiza desde las cúpulas, entre políticos y dueños del capital -otra forma de mutilar a los movimientos sociales-, los que deciden qué hacer, cómo hacer y para quién hacer, sin comprometer en su más mínima expresión al sistema neoliberal.
Ciertamente, la globalización y la despolitización, producen perdida de referente de lucha social, lo que hace que nos volvamos al espacio privado, donde "la gente se retira del ámbito publico para volcarse a estrategias individuales de logro...la vida social se encuentra determinada por la vida privada, la cual establece el horizonte de sentido" (9). De esta manera las luchas colectivas quedan mudas, siendo el gran referente el consumo- a través del crédito- (en la medida de cada cual), convirtiéndose en la alternativa viable y única para satisfacer los deseos de libertad ausente. Agregándose además, dispositivos de crecimiento integral-personal (gimnasios, metafísica, superación de los Karmas, etc.), logrando con esto acercarnos cada vez más a la individuación. Así, surge un ciudadano neoliberal que es regulado por el mercado y obligado a ser consumidor de sus derechos. Parafraseando a Tomás Moulian, "esta sociedad, el Chile Actual, se concibe como un gigantesco mercado donde la integración social se realiza en el nivel de los intercambios más que en el nivel de lo político" (10).
Entonces es en el mundo de las ideas, de las concepciones, que la globalización neoliberal impone una cultura pensada por algunos como un "bien comerciable"; un estilo de vida (para los que se pueden integrar); modos de ser, de relacionarse, con mucho de fachada o estetización; que hace que los sujetos conserven solo su individualidad (unidad particular) en el sentido que desaparece el referente colectivo para pensar y transformar la realidad que es dada. La subjetividad aparece cercenada, donde cada persona adquiere un concepto de vida individualista, que a su vez, es homogéneo. Los individuos en tanto tal no pueden apropiarse del espacio cultural, ya que no participan mediante colectividades que forjen este ámbito. Las pautas de conducta o los estilos de vida responden a patrones preestablecidos por la dinámica de la globalización neoliberal ¡Buena cosa ha sido penetrar en las mentes de los individuos para que acepten el sistema como dado!
Ya no hay presencia de utopías que nos colectivicen, se ha borrado de nuestra historia la posibilidad de transformación. Hoy solo se piensa a la sociedad como estrategia de supervivencia individual, donde confluyen colectivamente solo a través del consumo "como una "producción de sentidos" que contribuye, a su manera, a darle significado a la vida cotidiana de las personas" (11).
Los modelos son impuestos y aceptados espontáneamente, sin mediar reflexión alguna que pueda modificarlos, como por ejemplo el consumo de ciertos productos, que dañando la salud, son incitados a consumir, con todo un basamento legal que les propicia su distribución.
En términos culturales, esta aldea global, ha facilitado la perdida de identidad, donde los "objetos extranjeros son apropiados y re-significados por las culturas nacionales, sin dejar de ser algo ajeno" (12), donde las redes de información (televisión, Internet, computación, entre otras) permiten instalar en cada sociedad bienes simbólicos transnacionales y traen consigo la promesa de la integración, que han sido los dispositivos facilitadores del proceso.
Así, estamos sometidos a redes de información comunicacionales que permiten la puesta en escena de bienes simbólicos transnacionales. Su consumo permite un cambio de estilo o enajenación, mediante el divertimento. Parafraseando a García Canclini " (...) La gente no ve lo que prefiere, sino que prefiere lo que le ofrecen " (13) Entonces, el consumo cultural se realiza sin reflexión crítica, donde la vida cotidiana se vuelve un continuo progresivo del consumo en todas sus dimensiones. Mientras los excluidos viven una cotidianeidad en aumento de la pobreza y de la no inclusión en los avances tecnológicos, donde se produce una nueva separación entre enchufados y desenchufados (como diría Martín Hopenhayn analfabetismo cibernético) Con una mirada futurista, se vislumbra que la tendencia de "Dios" será que todos tengan acceso a esta nueva forma de enajenación, mediante bajos costos de productos de la informática e inclusión del sistema en distintas esferas de la vida, como por ejemplo, en la escuela, y así socializar a toda la humanidad sin exclusión respecto del modelo dominante.
De esta manera el "dispositivo de saber" construye individuos trasnacionalizados culturalmente a través de adquisiciones de patrones foráneos en su consumo. Pues, una de las sutilezas de esta globalidad es el mundo virtual que se maneja a través de Internet como medio de comunicación, donde se llega a la conciencia individual con mensajes de consumo y de comportamiento que apuntan a conciliar la rapidez de respuestas universales con el acelerado mundo de la vida cotidiana. En general, este instrumento, el televisor y el celular apuntan a la individuación, dado que descontruyen relaciones interpersonales cara a cara no permitiendo movilizar la subjetividad, pasando a constituirse en representaciones simbólicas de status y prestigio.
Este modo no tiene sólo como consecuencia penetrar nuestra conciencia, sino también inmovilizarnos, que cada vez más el espacio privado nos contenga como una gran 'bola anaranjada' (único espacio posible), donde necesitemos relacionarnos lo mínimo con la esfera pública, y así los conflictos sociales queden ajenos en nuestra cotidianeidad, para que las luchas las de cada cual en su hogar, entonces se trata de privatizar hasta la existencia de ser.
Todos quieren ser consumidores, algunos pueden consumir toda la gama, otros se endeudan y consumen más que lo posible, otros son los marginales. Cada cual tiene la responsabilidad individual de satisfacer su necesidad de consumo. Así, "la conversación social...tiende a girar en torno a aspiraciones y frustraciones de consumo"(14) De esta manera nos volvemos consumidores acríticos como única salida, nos pos-individualizamos, "la palabra individualista nos resulta ahora más musical que la palabra colectivista, y ya no tan pecaminosa" (15).
Como consecuencia de este proceso globalizador, de las variadas formas de integración (económica, cultural, simbólicas, política, entre otras), se produce al mismo tiempo mayores posibilidades de desintegración (perdida de referentes ideológicos, pobreza, desmantelamiento de movimientos sociales, descultura, etc.). Los integrados de ayer y de hoy seguirán compartiendo códigos de consumo; mientras los excluidos seguirán siendo los eternos premodernos de la era de la globalización, ya que la integración no vendría dada por la modernidad. Entonces una de las paradojas de la globalización se relaciona con la propuesta de integración mundial como parte de la totalidad y, a su vez, con la desintegración social de viejos y nuevos segmentos; por un lado une y por otro desintegra. Tiene como dispositivo de saber construir individuos trasnacionalizados, a través de adquisiciones de patrones foráneos en su consumo, tanto para los que pueden consumir, y para los que no, incorporándolos de forma virtual, por ejemplo paseando por un Mall.
De esta forma se construye un cuerpo de verdades válidas acerca de la realidad, cualquier desviación radical que se aparte del orden institucional aparece como una anomalía. Entonces las desviaciones tienen que ser canalizadas a través de mecanismos que permitan integrar a este cuerpo de verdades. Así, la existencia de este orden social que es asumido como verdad, traspasando el nivel cognitivo, el nivel normativo, donde las estructuras tienen en forma inmanente el discurso del poder, no es otra cosa que una construcción de un poder "reificado" (16); entonces ¿cómo se entiende, la apología de la producción del hombre que influye de manera activa sobre el mundo?, ¿Cómo se puede transformar al individuo en sujeto?, ¿Cómo construimos subjetividad social? Es posible esto, si la referencia, se hace hacia la esfera privada, donde el individuo se transforma más y más en individuo, donde existen 'cirugías cerebrales' (olvido de la memoria histórica), donde se echan al olvido las desigualdades, tan sólo el acumular para ser feliz y donde los derechos humanos solo tienen sentido o se validan en el mercado. En esta lógica, el fenómeno global de integración no puede ser otro que el del consumo e individuación.
Eduardo Galeano
1 Andrés Sáenz Vergara: "La dominación en la aldea global y la táctica del imperio" . www.sapiensa.cl
2 Norbert Lechner: "Que significa hacer política. Documento de trabajo. Programa FLACSO-Santiago de Chile. Número 144, 1982.
3 Norbert Lechner: "El debate sobre el Mercado y el Estado" . Documento Internet
4 José Cademartori:. "Alternativas a la crisis neoliberal". www.attac.cl
5 Leopoldo Muñoz: "La invasión neoliberal en Chile". www.attac.cl
6 Sofía Correa, Consuelo Figueroa, Alfredo Jocelyn-Holt, Claudio Rolle y Manuel Vicuña: "Historia del siglo XX chileno". 2001.
7 Norbert Lechner: "Las ciudadanías Plurales". Fonadis y fundación Ideas.
8 y 9 Norbert Lechner : "Modernización y democratización": Un dilema del desarrollo Chileno. Documento.
10 Tomas Moulian: "Chile Actual: Anatomía de un Mito". Editorial LOM-ARCIS. Santiago de Chile. 1998.
11, 12 y 14 Desarrollo Humano en Chile. Nosotros los chilenos: un desafío cultural. Capítulo I: Los cambios culturales. PNUD-2002.
13 García Canclini: : "Consumidores o ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización". Editorial Grijalbo. México. 1995.
15 Martín Hopenhayn: "Ni apocalípticos ni integrados". Fondo de Cultura Económica de Chile. 1995.
16 Berger y Luckman. La reificación es la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran cosas. Implica que el hombre es capaz de olvidar que él mismo a creado el mundo humano, y además que la dialéctica entre el hombre, productor, y sus productos pasa inadvertida para la conciencia. : "La construcción social de la realidad". Talleres gráficos DIDOT, Buenos Aires, Argentina. 1993
posted by Tadeo Infante @ 8:49 PM,